El quejío de Sixto Rodríguez, «Sugar man, wont you hurry cos Im tired of these scenes», adquiere significados que ni su autor ni la guitarras que lo acompañaron podían sospechar. Si pronuncias su nombre, Malik, Malik Bendjelloul, resonará menos que el del protagonista del maravilloso documental ‘Searching For Sugar Man’. Pero fue él, un joven periodista y cineasta de 36 años, el nombre que estaba detrás de la cámara, dirigiendo la sinfonía, contando una historia que estaba en la calle, desolada, esperando a quien supiera encontrar las palabras. Un nombre inesperado.
Malik ha muerto y su nombre se repite en páginas y titulares acompañado del musical título de su gran obra, ‘Searching for Sugar man’. Me pregunto si Malik, antes de ser consciente de que se terminaba su película –suponiendo que fuera consciente de algo– pensó en si alguien escribiría alguna vez la historia del hombre que buscó a Rodríguez. Imagino al cineasta concentrando un último y trágico aliento, cuestionando si su huella será tan grande como la de los personajes que él rescató. «¿Querría alguien hacer mi película? ¿Merecería el esfuerzo?»
Para mí es uno de los grandes temas. De todos los temas. La trascendencia: llegar al final con la certeza de que tu presencia ha contado de algo. Malik era un amante de la música (hizo decenas de documentales sobre bandas de todos los estilos) que consiguió transformar su pasión en su labor diaria. Todo un triunfo.
Hace un año cerré la crítica de ‘Searching for Sugar Man’ con este párrafo por el que debo pedir perdón: «Pocas películas han conseguido desmenuzar con tanta precisión la cima y la profundidad del éxito. El gran acierto de la película es centrar la reflexión en la fuerza de la vocación, siempre superior a la fama pasajera y ecuánime con el talento sincero. Aunque sea a costa de una vida –o de una muerte– que no se escriba con letras de oro y portadas en revistas. ‘Searching for Sugarman’ y Rodríguez dejan huella». Perdón, Malik, olvidé tu nombre. Y tu nombré quedará.
Espero que alguien cuente algún día tus hazañas.
Me encantaría ser yo.