Antes, disfrazarse de un superhéroe era una tarea muy sencilla: vestías tu pijama más colorido y colocabas los calcetines por encima de la pernera. Listo, igualito que Spiderman. Y si caía en tu poder una tela roja, ¡a volar como Superman! Ahora, si un niño quiere jugar a los héroes por el pasillo de casa debe buscar una bata oscura y poner voz tenebrosa.
¿En qué momento se decidió que todo debía describirse como «más oscuro» para gustar más al público? Ayer, navegando por Internet, me encontré con un vídeo francamente interesante. Los amigos de ‘Videolab’ se preguntan ‘Cómo sería ‘El hombre de acero’ si fuese en color’. Sí, en color. En color de verdad. En azules y rojos vívidos como los de un pijama. Y no en gris sobre gris. Así que seleccionan una serie de escenas clave y retocan los colores con un programa de edición. El resultado es muy curioso: la sensación de estar viendo otra película.
En el vídeo reflexionan sobre la influencia que ejerce el Batman de Nolan en el mundo del superhéroe. Si se fijan, de un tiempo a esta parte no hay película con aspiraciones taquilleras que se precie que no se venda como «más oscura». La propia secuela de ‘Los Vengadores’, que se estrena el próximo jueves 30, llega vestida de penumbra. ¿Dónde quedó el héroe colorido y la aventura brillante? ¿Por qué todos tienen que ser sombras?
He aquí mi predicción: dentro de unos años –no demasiados– alguien estrenará una película de superhéroes con muchos colores, que recuerde a las clásicas de Superman de los años 70 y 80. Y lo petará. Y entonces todos los héroes pasarán por un filtro de éxtasis absurdo que terminará con un remake del ‘Batman y Robin’ de Joel Schumacher. Y entonces todos volveremos al gris.