Marty McFly llegó al futuro a las cuatro de la tarde del 21 de octubre de 2015. A esa misma hora, miles de individuos comenzaron a quejarse públicamente del excesivo cariño que estaba recibiendo la saga cinematográfica en los medios de comunicación. Vaya, que estaban hasta los huevos de los infinitos reportajes, vídeos, tuits, parodias y homenajes que inundaron las líneas temporales de todos los universos conocidos.
Bien.
Lo entiendo.
Y he querido dejar tierra de por medio para que no confundieran este artículo con “otro homenaje más”. No. Ya hemos hecho todos los homenajes que merecía la fecha. Ahora, si les parece, hablemos de las quejas. Que fueron muchas. Demonios, leí a un tipo que aseguraba que si volvía a escuchar la banda sonora de la película se pegaba un tiro. La banda sonora.
Claro.
Por supuesto.
Entiendo que, si no les va el tema, se cansaran. Pobrecitos, un día sufriendo titulares de una película que cumple treinta años y que nos da pie a repasar nuestra historia más reciente. Y a soñar con qué será de nosotros en el futuro. Nada, un tonto ejercicio de imaginación. Pero, oye, miles de personas cabreadas porque se habló demasiado de Regreso al Futuro. Saco algunos ejemplos, literales:
“Un tuit más sobre que hemos llegado al futuro y me bajo del carro”
“El que no haya puesto ya en su muro que hoy llega Marty Mcfly, que no lo haga. Ya nos hemos enterado, pesados”.
“¡Que es una pu*a película!
“Os habéis puesto pesados de más. Una noticia más de Regreso al Futuro y me estalla la cabeza”
“¡Qué coñazo la musiquita todo el día de Regreso al Futuro!”
Ajá.
Vale.
El 21 de octubre de 2015 pasó y no volverá. Pero todos los días, TODOS, tenemos que sufrir las tonterías del fútbol (¿se han parado alguna vez a contar cuantas veces hablan de lo mismo?), de Gran Hermano, de Mujeres y Hombres y Viceversa y de no sé cuántas más memeces que nos están volviendo gilipollas. Pero oye, qué pesado lo de Regreso al Futuro.
Ja.
(Sí, todavía me dura el cabreo)