(Escribo esto a modo de purga interna, por si pudiera ayudar a todos aquellos que, como yo, necesitaron digerir el episodio VIII poco a poco. Por favor, si no has visto la película, no sigas leyendo: hay spoilers por todas partes)
Al terminar ‘Los últimos Jedi‘ alguien me preguntó a bocajarro qué me había parecido. Sólo pude torcer el gesto y emitir un gruñido gutural con el que pretendía quedarme a medio camino de todo. Estaba frustrado. Tenía sentimientos encontrados ante una película que no había cumplido con mis expectativas. No eran los droides que yo estaba buscando. Supongo que Star Wars había fracasado para mí.
Es ahí donde empiezo un viaje de autoanálisis por una sencilla razón: pasadas las horas, no me podía quitar la película de la cabeza. Y eso no me pasa a menudo con historias que no me importan. Quiero decir. Me puede gustar mucho Los Vengadores, pero cuando acabó ‘La era de Ultrón’ mi mochila estaba exactamente igual que cuando empezó. No tenía nada más, era lo que aparentaba: entretenimiento vacío.
“Es que ibas con mucho hype y eso pasa factura”, me dicen una y otra vez. Y me temo que tienen parte de razón. Pero no por lo que todo el mundo piensa. Mucho más hype tenía con ‘El despertar de la Fuerza’ y eso no provocó ningún descalabro interno. No. Va por otro lado. Esperaba ver el Star Wars que conocía. El Star Wars de Han Solo y Chewbacca, el de los Skywalker y la revelación asombrosa, el de los mejores pilotos de la galaxia y los duelos con John Williams desatado… Pero no, no es eso. Efectivamente, ‘Los últimos Jedi’ es otra cosa. No es la típica película de la Guerra de las Galaxias. Y, seamos francos, yo esperaba otra película de la Guerra de las Galaxias: los personajes que conocía, los giros que conocía, la acción que conocía, las emociones que conocía… Todo lo que conocía; todo lo que esperaba. Mis expectativas. Las expectativas que cumplí con El Despertar de la Fuerza.
En cuanto que acepté que estaba analizando ‘Los últimos Jedi’ con un enorme filtro de prejuicios, empecé a ver más allá del Episodio VIII. Rian Johnson ha escrito un precioso ensayo sobre el fracaso vestido de epopeya galáctica. Y eso, amigos, es algo a lo que no estamos acostumbrados. Los héroes fracasan ante la imponente lección de sus maestros. Finn viaja al casino de Canto Blight (“el lugar más putrefacto de la galaxia” no era una taberna en mitad del desierto, era un edifico donde los ricos y poderosos juegan con la vida de los pobres) para nada; Poe intenta una intra-rebelión en busca del más difícil todavía para nada; Rey remueve la conciencia de Kylo para nada. No, la épica no era para ellos. La épica era para Luke, Holdo y Leia. Jóvenes millenials que quieren el éxito aquí y ahora frente a la experiencia infravalorada y despreciada del anciano.
El propio Yoda desvela el auténtico motivo del capítulo: “el fracaso es el mejor maestro”.
‘Los últimos Jedi‘ no se podrá valorar correctamente hasta dentro de 2 años, cuando se estrene el episodio IX. Tengo la sensación de que hay un plan perfectamente orquestado por Abrams, Lucas y Johnson en el que se contempla, matemáticamente, la salida del Star Wars conocido:
El Despertar de la Fuerza —> Los últimos Jedi —> Episodio IX
(Lo conocido —> Casi lo conocido —> Absolutamente nuevo)
Así que, cuanto más pienso en ‘Los últimos Jedi’, más me gusta. Aprecio el esfuerzo por derrumbar lo establecido y construir algo inesperado. Hay momentos absolutamente gloriosos que bien valen toda la película: la despedida de Luke; Kylo & Rey en la sala de Snoke; el brillante arranque de los X-Wing; el diálogo con Yoda; Mark Hamill; el humor en su sitio; la persecución a lo Batllestar Galactica; la escoba…
Pero todo esto no puede borrar mi primera sensación en la sala: el gruñido gutural a medio camino de todo. ¿Por qué? Porque hay ocho cosas que me sacan de la película con demasiada brusquedad:
-Leia volando.
-El humor fuera de lugar.
-Los efectos especiales invasivos e innecesarios (casi toda la persecución de Canto, por ejemplo)
-Benicio del Toro.
-La deprimente Phasma (¿?)
-Finn está totalmente de prestado.
-Echo de menos a Chewbacca.
-¿El personaje que más soldados de la primera orden mata es ‘BB-8’?
Conclusión: quiero ver otra vez ‘Los últimos Jedi’. Y, me temo, no será la última.