Un duelo de espadas

Ambos desenvainan la espada, adoptan la postura y dedican unos segundos de quietud para mirar a su enemigo a la cara. Ningún duelo, antes de empezar, muestra miedos ni arrepentimientos. Es respeto lo que vemos. Honor. Un romanticismo que hoy se tacha de inútil. Sí, supongo que es eso lo que me llama la atención: lo inútil. La cantidad de cosas inútiles que se hacen en un duelo de espadas para demostrar que es importante. Que es importante. No que sea útil ni que sea bueno ni que sea lo justo. Tan solo importante. Unos segundos para mirar dentro y purgar el alma ante un posible final.

Si la vida fuera esto, si encarásemos los duelos rutinarios así, ¿cómo sería? No me refiero a matarnos a espadazos. Hablo de dedicar segundos de quietud para luchar con fiereza, hasta la última gota. Hablo de volcar lo mejor de cada uno en un duelo singular con un enemigo al que tratar con respeto y con honor. Duelos románticos repletos de cosas inútiles. Esas cosas inútiles que, a mí, me llaman la atención.

Una buena historia de espadas es como un café por la mañana: Un samurái acompañado de seis, el gladiador que levanta al Coliseo, gritarle a Crom al amanecer, sostener a Hattori Hanzo ante las verdades de Bill, quitarte el antifaz tras la zeta, recordar las enseñanzas del Abate en el Castillo de If, descubrir que el casco esconde a tu padre, intentar que tu cabeza sea la última, robar a los ricos, ayudar a Willow a cumplir la profecía, recitar tu nombre a quien debe prepararse para morir…

Tonterías inútiles. Y, sin embargo, cuánto agradecería un poco de romanticismo al encender la televisión y ver a gente enchaquetada hablar de lo que es mejor o peor para el país.

Sword Fights Movie Montage from ClaraDarko on Vimeo.

Historias modernas: The Order 1886

La –maravillosa– profesión del contador de historias no discrimina formatos. Quiero decir. Si tienes una buena historia que contar, la cuentas. Y punto. Puede ser un libro, una obra de teatro, un poema, un tuit, una película o, también, un videojuego. Lo hemos hablado muchas veces: el videojuego se ha postulado como una de las formas más interesantes para narrar. Conforme pasan los años, parece que el estigma de ‘jueguecitos’ va perdiendo fuelle y empieza a reinar el sentido común. Sí, hay videojuegos que son entretenimientos infantiles, pero, amigos, hay otros que les harían llorar de emoción.

Esa unión entre cine y videojuegos queda patente con ‘The Order: 1886’, que sale a la venta el próximo viernes 20 de febrero. El juego de Playstation 4 llega con una promoción inmensa, similar a la que podemos ver con cualquier superproducción de Hollywood. En el juego, una aventura de acción ‘rodada’ en Londres, una antigua orden de caballeros fundada por el Rey Arturo luchará contra auténticos hombres-lobo. Si les apetece, vean uno de sus tráilers y entenderán a lo que me refiero con lo de ‘sensación de cine’.

 

‘The Order:1886’ no es el único videojuego que ha gozado de una apuesta tan brutal en los medios de comunicación. Puede que recuerden lo que pasó con ‘Destiny’ hace unos meses. O ‘Halo’. O ‘Mass Effect’. O ‘Dragon Age: Inquisition’. Este último, con el que estoy liado ahora mismo, es una gozada para el amante del género de espadas, dragones y brujería. Infinitamente mejor que la última trilogía de ‘El Hobbit’, por supuesto.

No malinterpreten el mensaje. No quiero que dejen de leer o de ver películas para jugar a la consola. Quiero que sepan que, si les gustan las historias, pueden –y deben– ser lectores, pueden –y deben– ser espectadores y pueden –y deben– ser jugadores. Tres caras de una misma virtud.

 

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50 sombras de Grey: El Señor Hidalgo dice porno

La primera vez que escuché hablar de ‘50 sombras de Grey’ fue en boca de –mantengamos su anonimato– El Señor Hidalgo. Este ilustre combatiente de la mediocridad sentenció tras leer, por aquello de conocer al enemigo, la novela de E. L. James que la historia, sin importar el formato, es una bazofia monumental. Y añadió: «Porno para mujeres que dicen que no ven porno». De eso hace ya más de dos años. ¿Habrá cambiado la percepción de las cosas del Señor Hidalgo después de la monumental campaña de márketing de la película que más entradas ha vendido antes incluso de estrenarse? Pues no.

Más allá de lo que cuente o deje de contar la película, es cierto que ‘50 sombras de Grey’ es un tema de conversación recurrente. Y muy divertido, oigan. Sin entrar a valoraciones personales, estos son algunos de los titulares que he escuchado de las muchas y muy variadas charlas sobre la historia de marras. Literales (sin distinguir hombres de mujeres):

«Para ver porno, me quedo en casa», «Es una historia de amor que los hombres no podéis comprender», «No es cine erótico, es romance moderno», «No duermo pensando en que mañana se estrena 50 sombras», «No hay hombres como Grey», «¿Las mujeres no se dan cuentan de que es terriblemente insultante para ellas?», «Se conoce que hay un ‘Crepúsculo’ cada cierto tiempo», «Si no aparece una felación, por ejemplo, con todo lujo de detalles, la adaptación será un desastre», «Sí, a los hombres nos pondrá el porno, pero a las mujeres lo que os pone es el dinero», «Yo, como mujer, siento vergüenza», «Pues yo, como mujer, me divierto sin darle importancia… ¡es ficción!»

50sombras-salto

Lo que les decía. ‘50 sombras de Grey’ provoca conversaciones muy fuertes. En algunos casos, desagradables. Extremistas, quizás. Y, aunque no me guste el tono machista/feminista (según el caso) que se utiliza, acepto que el revuelo que ha generado la película es para estudiar. Si tuviera que apostar, diría que el film va a ser un completo despropósito (ya les contaré mi opinión). Pero, qué demonios, ¡menuda alegría para las salas de proyección!

Sea como sea, el Señor Hidalgo mantiene, desde hace años, que la única versión ‘correcta’ de ‘50 sombras de Grey’ sería la protagonizada por Sasha Grey y Nacho Vidal. Sí, el Señor Hidalgo dice porno.

Una última curiosidad. Estas son las estadísticas de IMDB (International Movie Data Base). Son para estudio:

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El espejismo del Oscar

En las últimas semanas he presenciado varias conversaciones que terminaban con la misma idea: este año no hay grandes candidatas al Oscar. Es curioso que en el curso en el que más españoles se han animado a ir al cine, sea tan fácil escuchar eso de «no se merece tantos premios». Si hacemos un estudio pormenorizado de las ‘mejores’ películas del año (o, al menos, las más nominadas), es cierto que no hay ni un solo título que unifique la grandeza en todos sus aspectos.

Ayer, por ejemplo, hablando de las candidatas, percibí que la que más gustaba era ‘The Imitation Game’. Excelente película pero que no es, ni de cerca, la favorita. Sí lo son ‘Birdman’ y ‘Boyhood’, ejercicios muy originales que distan de ser ‘ese’ film que unifica a público y crítica. Tampoco lo son ‘Whiplash’ o ‘La teoría del todo’, ambas preciosas. Hay, sin duda, un importante vacío de pasión.

¿Cómo lo ven ustedes? ¿Creen que hay alguna nominada que encandile a todos por igual, que despierte pasiones cinéfilas, que haya generado una expectación perdurable en el tiempo? Aún me quedan unos días para cerrar mi particular porra para los Oscar pero, si fuera por mí, que gane ‘El Gran Hotel Budapest’. Su derroche de imaginación sigue siendo de lo que más me ha divertido este año.

Al otro lado, más allá de los premios, lo cierto es que de 2014 creo que la película que más me ha llegado es ‘Interstellar’. De hecho, si tuviera que anotar en una lista las cintas que dentro de unos años seguirán generando interés, la de Nolan estaría la primera. Es lo que tiene la ciencia-ficción, mejora con el tiempo.

Les devuelvo la pelota, ¿cuál es la película que no olvidarán de 2014?

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