Historias modernas: The Order 1886

La –maravillosa– profesión del contador de historias no discrimina formatos. Quiero decir. Si tienes una buena historia que contar, la cuentas. Y punto. Puede ser un libro, una obra de teatro, un poema, un tuit, una película o, también, un videojuego. Lo hemos hablado muchas veces: el videojuego se ha postulado como una de las formas más interesantes para narrar. Conforme pasan los años, parece que el estigma de ‘jueguecitos’ va perdiendo fuelle y empieza a reinar el sentido común. Sí, hay videojuegos que son entretenimientos infantiles, pero, amigos, hay otros que les harían llorar de emoción.

Esa unión entre cine y videojuegos queda patente con ‘The Order: 1886’, que sale a la venta el próximo viernes 20 de febrero. El juego de Playstation 4 llega con una promoción inmensa, similar a la que podemos ver con cualquier superproducción de Hollywood. En el juego, una aventura de acción ‘rodada’ en Londres, una antigua orden de caballeros fundada por el Rey Arturo luchará contra auténticos hombres-lobo. Si les apetece, vean uno de sus tráilers y entenderán a lo que me refiero con lo de ‘sensación de cine’.

 

‘The Order:1886’ no es el único videojuego que ha gozado de una apuesta tan brutal en los medios de comunicación. Puede que recuerden lo que pasó con ‘Destiny’ hace unos meses. O ‘Halo’. O ‘Mass Effect’. O ‘Dragon Age: Inquisition’. Este último, con el que estoy liado ahora mismo, es una gozada para el amante del género de espadas, dragones y brujería. Infinitamente mejor que la última trilogía de ‘El Hobbit’, por supuesto.

No malinterpreten el mensaje. No quiero que dejen de leer o de ver películas para jugar a la consola. Quiero que sepan que, si les gustan las historias, pueden –y deben– ser lectores, pueden –y deben– ser espectadores y pueden –y deben– ser jugadores. Tres caras de una misma virtud.

 

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