El final de True Detective

Podríamos estar horas charlando sobre el final de ‘True Detective’, la serie de la HBO protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson. Un capítulo repleto de diálogos brillantes, lecciones de filosofía, acción frenética y un suspense que recorre las entrañas. Todo desarrollado con un talento portentoso tras las cámaras. No hay duda de que la serie de Nic Pizzolatto es un tremendo peliculón que se prolonga durante ocho horas.

En los últimos días he leído de todo sobre esa escena final (tranquilos, no hay spoilers). Gente maravillada y gente decepcionada por esas palabras con las que se cierra la temporada. No quiero entrar a discutir el aspecto narrativo o ideológico de ‘True detective’, tan solo diré que yo pertenezco a los que siguen paladeando el desenlace. Quiero hablarles del término, del concepto, de algo a lo que la industria no nos tiene muy acostumbrados: el final.

Un final, el que sea, pero final. Las historias se escriben con un principio y un final. No son productos que se puedan extender a lo largo del tiempo y el espacio sin importar la merma evidente de calidad. Últimamente son cientos las películas y series de televisión que nacen con el único propósito de rodar una secuela con la que seguir sangrando a los espectadores. Una estrategia para engordar las arcas y estrujar la vaca hasta que desfallezca en el olvido.

Hemos visto pasar por delante de nuestras narices historias que nacieron con un carisma especial y que, por no dejarlas morir, no alcanzaron el final que merecían. ‘True Detective’ pertenece a esa nueva ola que nace para morir, para bordar cada plano, hasta el último, con un objetivo claro, definitivo e indiscutible. Un viaje pleno.

Hagan un pequeño repaso. No sé, a mí, a bote pronto, se me ocurren: ‘Héroes’, ‘El legado de Bourne’, ‘Cómo conocí a vuestra madre’, ‘El Hobbit’… incluso ‘Perdidos’. Todos, antes o después, demostraron su fobia al final. Escritores del mundo, maten a sus historias antes de que ellas caigan en el olvido. Sean valientes, como lo fueron con ‘Breaking Bad’. Dicho lo cual, amigos, vuelvo a insistir:vean ‘True Detective’.

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Entre Dallas Buyers Club y SeriesYonkis

El cierre de SeriesYonkis se tomó como un éxito contra la piratería y un paso definitivo para el cambio de mentalidad en nuestro país. Porque, esto, como en la mayoría de los casos, es un tema de educación. No se trata de prohibir acciones, cerrar webs y estrechar el cerco a todo aquel que se le ocurra compartir un archivo en la Red. No, ni hablar. Se trata de que entendamos, todos, sin excepción, que detrás de las obras –películas, series, libros, videojuegos– que tanto nos gustan hay profesionales que necesitan comer. Así de simple: vivir. Como usted, como yo, como todos los demás. ¿Que los precios podrían ser más económicos? Correcto. ¿Que es mucho más cómodo mirar para otro lado y pulsar en el botón izquierdo del ratón? Correcto otra vez. Pero no es el camino.

Lo habrán escuchado miles de veces, pero nunca está de más: ¿se imagina trabajar diez horas diarias y que, a final de mes, el fruto de su esfuerzo se lo llevara otro? Sí, su sueldo. Y que cuando se quejara en público, la gente le dijera: «joder, no exageres, tengo derecho porque está en Internet».  Ya está. Inténtenlo, póngase en ese lugar. De verdad.

Aunque no sabemos si SeriesYonkis volverá o no, estoy seguro de que siempre habrá un clon, una página dispuesta a tomar el relevo –desde aquí o desde el Caribe– y a ofrecer, contra leyes y bloqueos, cualquier contenido de entretenimiento gratis. Solo la educación, la consciencia del usuario, puede frenar la sangría. Y para aprobar ese examen, necesitamos ejemplos a seguir:

Uno. La distribución aleatoria de contenidos no ayuda. No tiene ningún sentido que ‘Dallas Buyers Club’, cacareada en los Oscars y alabada por la crítica, se estrene el próximo 14 de febrero en España, cinco meses más tarde que en Estados Unidos. Y, perdonen la franqueza, varios meses después de que esté disponible, en calidad DVD, en cientos de páginas webs de descargas ilegales. Eso hace daño. Y mucho.

Dos. Hay que dar el impulso definitivo a las plataformas de vídeo online (filmin, yomvi, wuaki…), una opción más que razonable que triunfa en todo el mundo. Supongan que pagan 20 euros mensuales por este servicio. Repartan esos 20 euros entre todas las series y películas que disfrutan actualmente de manera ilegal. ¿A que no es tan caro? A ellas, a las platafomas, corresponde actualizar sus contenidos con todo lujo de actualidad.

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El spoiler más bello del mundo

¿Cuál es el spoiler más bello del mundo? Imaginen que reunimos los finales de todas las cintas premiadas con el Oscar a la mejor película en un único montaje. Un vídeo que recorra ese instante final, el clímax último, el destello que precede a los títulos de crédito. Eso es exactamente lo que han hecho en el blog ‘The Final Image’ en este magnífico trabajo audiovisual de cinco minutos y 86 películas.

La música del clip es ‘The End’, de la banda sonora de ‘Shakespeare in Love’ (Stephen Warbe). Por si les queda alguna duda, al final del artículo añadimos la lista de películas que aparecen en el vídeo ‘The Best Picture Show: A Final Imagen Montage’. No se lo pierdan:

The ‘Best Picture’ Show: A Final Image Montage on Vimeo from The Final Image Films on Vimeo.

Por cierto, este vídeo está inspirado en otro maravilloso y evocador corto, ‘Lo último que ves’ (‘The Last Thing You See: A Final Shot Montage’), que no se quieren perder. La autoría corresponde a Plot Point  Productions:

The Last Thing You See: A Final Shot Montage from Plot Point Productions on Vimeo.

Lista de películas que aparecen en el vídeo:

2013 – “12 Years a Slave”
2012 – “Argo”
2011 – “The Artist”
2010 – “The King’s Speech”
2009 – “The Hurt Locker”
2008 – “Slumdog Millionaire”
2007 – “No Country for Old Men”
2006 – “The Departed”
2005 – “Crash”
2004 – “Million Dollar Baby”
2003 – “The Lord of the Rings: The Return of the King”
2002 – “Chicago”
2001 – “A Beautiful Mind”
2000 – “Gladiator”
1999 – “American Beauty”
1998 – “Shakespeare in Love”
1997 – “Titanic”
1996 – “The English Patient”
1995 – “Braveheart”
1994 – “Forrest Gump”
1993 – “Schindler’s List”
1992 – “Unforgiven”
1991 – “The Silence of the Lambs”
1990 – “Dances With Wolves”
1989 – “Driving Miss Daisy”
1988 – “Rain Man”
1987 – “The Last Emperor”
1986 – “Platoon”
1985 – “Out of Africa”
1984 – “Amadeus”
1983 – “Terms of Endearment”
1982 – “Gandhi”
1981 – “Chariots of Fire”
1980 – “Ordinary People”
1979 – “Kramer vs. Kramer”
1978 – “The Deer Hunter”
1977 – “Annie Hall”
1976 – “Rocky”
1975 – “One Flew over the Cuckoo’s Nest”
1974 – “The Godfather Part II”
1973 – “The Sting”
1972 – “The Godfather”
1971 – “The French Connection”
1970 – “Patton”
1969 – “Midnight Cowboy”
1968 – “Oliver!”
1967 – “In the Heat of the Night”
1966 – “A Man for All Seasons”
1965 – “The Sound of Music”
1964 – “My Fair Lady”
1963 – “Tom Jones”
1962 – “Lawrence of Arabia”
1961 – “West Side Story”
1960 – “The Apartment”
1959 – “Ben-Hur”
1958 – “Gigi”
1957 – “The Bridge on the River Kwai”
1956 – “Around the World in 80 Days”
1955 – “Marty”
1954 – “On the Waterfront”
1953 – “From Here to Eternity”
1952 – “The Greatest Show on Earth”
1951 – “An American in Paris”
1950 – “All About Eve”
1949 – “All the Kings Men”
1948 – “Hamlet”
1947 – “Gentleman’s Agreement”
1946 – “The Best Years of Our Lives”
1945 – “The Lost Weekend”
1944 – “Going My Way”
1943 – “Casablanca”
1942 – “Mrs. Miniver”
1941 – “How Green Was My Valley”
1940 – “Rebecca”
1939 – “Gone with the Wind”
1938 – “You Can’t Take It with You”
1937 – “The Life of Emile Zola”
1936 – “The Great Ziegfeld”
1935 – “Mutiny on the Bounty”
1934 – “It Happened One Night”
1932/1933 – “Cavalcade”
1931/1932 – “Grand Hotel”
1930/1931 – “Cimarron”
1929/1930 – “All Quiet on the Western Front”
1928/1929 – “The Broadway Melody”
1927/1928 – “Wings”

 

The Monuments Men

Si tuvieron un buen profesor de Arte, sabrán que la pintura, la escultura, la arquitectura o cualquier otra disciplina que defina y explique la verdad que rodea al ser humano, es nuestra huella más importante. Mejor aún: nuestra huella más trascendente. Cada era queda definida por la herencia que dejamos a través de lienzos, libros, películas, música… El Arte, esa oda a la importancia de lo inútil, se hace indispensable en una sociedad que prima el rédito instantáneo por encima de engrandecer la leyenda de la humanidad. ¿No les parece mágico perderse ante el retablo de la adoración del cordero místico, en Gante, igual que lo hicieron miles y miles de personas siglos atrás? Es nuestra manera de viajar en el tiempo.

The Monuments Men’ lanza una idea sobre la que pivota toda la historia: ¿morirías por una obra de arte? ¿Irías a la guerra para salvar las piezas de un museo? En los últimos meses de la II Guerra Mundial, el teniente Frank Stokes (George Clooney) reúne a un grupo de estudiosos para rescatar las obras de arte robadas por Hitler en nombre de la dictadura Nazi.
Matt Damon (‘Elysium’), Bill Murray (‘Atrapado en el tiempo’), John Goodman (‘Argo’), Jean Dujardin (‘The Artist’), Hugh Bonneville (‘Downton Abbey’) y Bob Balaban (‘Moonrise Kingdom’) son una suerte de ‘Los mercenarios’ intelectuales, entre los que destacan, muy por encima, Murray y Goodman –puro carisma–. Pese al empeño que ponen los actores en creerse la aventura, el guión, separado en pequeños capítulos, no ayuda a cohesionar la gran narración que cabía esperar.

Clooney escribe y dirige una película sencilla que entretiene lo justo, con una clara intención de trascender tanto como las obras de arte que sus protagonistas rescatan pero que, sin duda, se queda a medio camino. No funciona como comedia ni como película de acción ni como drama. ‘The Monuments Men’ conjuga una serie de elementos que, en teoría, deberían hacer de ella una cinta atractiva. Pero no deja de ser un intento fallido que pronto caerá en el olvido.

La reflexión sobre el Arte y su papel conciliador con la Historia y nuestros grandes errores, sin embargo, es de agradecer. Si se quedan con ganas de más, busquen un buen profesor.

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En Granada es posible

Ahora que la música suena a todas horas, cobra sentido la educación. Parece que nos esforzamos más en catalogar la melodía en función del aparato que la reproduce que en disfrutar la experiencia. La música es una alquimia que se transmite de artistas a oyentes. La música no entiende de móviles, tabletas, ordenadores, Mp3, vinilos ni cedés. La música viaja y siempre llega a su destino. El problema es que con tanta abundancia de medios, el mensaje -maldito McLuhan- necesita un oído capaz de discernir, de aprender, de compartir y de pagar.

Dentro de un par de siglos, cuando un científico con apellido consonante invente la máquina del tiempo, se rodará un documental sobre la historia de la música. Y los artistas, desde el primer percusionista de hueso hasta el último rockero vivo de la era postrashdigital, revelarán cómo empezaron a sonar. Estoy seguro de que encontraremos una componente única y repetitiva en todos ellos, una llamada a filas por una vocación que supera a la misma tecnología que les permitía componer.

A mitad del metraje, el director del documental se parará sobre una pequeña aldea global, Granada, y narrará, con una profunda voz en off, los años en que la ciudad fue capital mundial del Pop y del Rock. “Todo era posible allí”, dirá. “Nació para la música, para los conciertos, para las noches de un escenario a otro, de una voz a otra, de un sueño a otro más grande”.

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Parte del equipo del documental ‘En Granada es posible’

Y entonces, mientras la música sube para apelar a la emoción más honesta, el espectador disfrutará de unas imágenes históricas grabadas en color, nada de esas molestas policromías cuadrimensionales que usarán dentro de doscientos años, de la noche del 15 de marzo de 2014. La noche que tuvo lugar ‘En Granada es posible‘, el documental dirigido por Cristina y María José Martín (y su magnífico equipo, muy grande ese Bienvenido Valdivia que sostiene la cámara) que reunió en un concierto único a los mejores artistas de pop y rock de España. “¿Se imaginan haber podido estar allí?”, terminará preguntando la voz en off.

El 15 de marzo tenemos una cita con la historia de la música. La de ayer, la de hoy y la de siempre. La misma música que no deja de sonar y que requiere de un oído dispuesto a aprender, a admirar y a bailar. Oídos que quieran entender por qué, con la música, es posible.

Nos vemos allí.

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