El discurso del (ex) rey

Mientras que la sala aplaudía la entrega del Goya a la mejor película Europea a ‘El Discurso del Rey’ –la llamada a conquistar los Oscar–, Internet ovacionaba la arenga de otro discurso, de otro rey. Álex de la Iglesia consiguió, una vez más, un unánime y sentido «bravo». Con el ceño fruncido y la mirada contenida, el hasta ahora director de la Academia desafió a presentes y ausentes con unas palabras memorables que se resumen en una idea: «Sin público esto no tiene sentido. No podemos olvidar eso jamás». El director de ‘Balada triste de trompeta’ se dio el gusto de recordar que el debate sobre la Ley Sinde carece de importancia si eso acarrea mala fama para con los espectadores. Contar historias y vivir –bien– de ello es un privilegio que solo se puede agradecer.

Álex fue, sin duda, el salvador de una gala lenta, pesada y atiborrada de agradecimientos insoportables. Que sí, que es su momento, pero alguien debería explicarles a los artistas que la fiesta de los Goya debe ser, insisto, un entretenimiento para el gran público. Es, por encima de todo, una plataforma para fomentar el consumo de nuestras historias. Por lo más sagrado, ¡duró una hora más de la cuenta! Vaya, es que ni con anuncios salían tan mal.

No quiero culpar a Buenafuente. De hecho, su presencia animó el cotarro bastante. Pero es innegable que no alcanzó las cotas de talento del año pasado. Curiosísimo lo de comparar una gala con la otra: hace 365 días Álex de la Iglesia era el conciliador que nos trajo a Pedro Almodóvar; hoy es la viva imagen del cisma de las descargas. Un cisma, por cierto, que supongo que ha influido en las votaciones de los académicos, porque si no quién se explica el suspenso monumental de ‘También la lluvia’ y el sobresaliente de ‘Pa Negre’.

Y para terminar me dejo lo mejor, la puntita de la barra de pan: Al próximo soplagaitas que me diga que los niños andaluces no hablan bien o que en el sur no sabemos pronunciar, le voy a mandar a tomar por donde amargan los pepinos. Marina y Francesc –actriz y actor revelación, los zagales de ‘Pa Negre’–, muy majos los dos, pero, carajo, ¡parecían ingleses! «Gracias para todos por premio, contento para premio». Lamentable. ¿Es que no se enseña español en Cataluña o qué?

Oscar a la sombra de Goya

Álex de la Iglesia me cae bien. Además de admitir sus pecados y de aceptar sus propios errores, ha dado la cara -física y virtualmente- por todos los que creemos que la Ley Sinde es excesiva e inconsistente. Pero no les voy a subrayar las declaraciones que seguro ya han leído en otras páginas. Quiero apuntar un hecho que me sorprendió muchísimo ayer, mientras veía los informativos del mediodía.

Por primera -y única, que yo recuerde- vez la gala de los Goya ensombrece el anuncio de las nominaciones de los Oscar. ¿Se dan cuenta? Sí, es cierto que las circunstancias no son las más recomendables, pero no me negarán que es fascinante ver cómo las desventuras del cine español titulan a cinco columnas desplazando a los premios de Hollywood a una página par.

Soy firme defensor de que el cine patrio necesita una cura de marketing. Tenemos que aprender a vendernos y, más importante, a llamar la atención sobre nuestras producciones. Por eso creo que Álex de la Iglesia ha sido extraordinariamente inteligente con el anuncio de su dimisión tras la gala de los Goya: no sólo se ha ganado a todos los usuarios de páginas de descargas y redes sociales, sino que ahora, sus películas, tienen un plus de simpatía -por muy rara que sea ‘Balada triste de trompeta’ y la gala ha ganado un punto morboso muy interesante.

La advertencia del director de ‘El día de la bestia’ hará que miles de televisores sintonicen con el buen hacer de Buenafuente (que ya nos ganó el año pasado) y, con un poco de suerte, alguno de ellos irá al cine (o buscará en Internet) para ver cine español. ¿Se imaginan?

Y eso, que Javier Bardem está nomiado al Oscar, otra vez.

Quiniela de Goya (II)

Como hay que terminar lo que se empieza, vamos con la segunda entrega de la quiniela para los premios Goya. Por lo pronto, la Academia, que es muy amante de dar buenos titulares e imágenes de esas que quedan en el recuerdo, creo que premiará a Francesc Colomer, el niño de ‘Pan negro’, como actor revelación. Si fuera por mí, el galardón sería para Juan Carlos Aduviri, el boliviano de ‘También la lluvia’. En el campo femenino apuesto por Carolina Bang en ‘Balada triste de trompeta’, más que nada porque la chica está muy de moda y le vendrá muy bien el premio para promocionar una carrera meteórica.

Uno de las estatuillas que ya doy por entregada es la de actor de reparto para Karra Elejalde, que hace un trabajo excelso como Cristóbal Colón en ‘También la lluvia’. Este premio no es negociable, digan lo que digan, yo escucharé su nombre. Y, sin mucho criterio, escojo a Laia Marull en esta categoría por ‘Pan Negro’. Aquí, por cierto, destaca la nominación de Pilar López de Ayala por ‘Lope’, siendo la única mención destacable de una -aburridísima- película que estábamos dispuestos a mandar a los Oscars… ojos para ver.

Mi banda sonora favorita es la de ‘También la lluvia’, de Alberto Iglesias, que tiene el añadido de ser una de las pocas películas de Icias Bollaín en la que la música juega un papel importante. Y para la canción, me enamoró el rollo folk y alegre de la canción de ‘Buried’, que te deja con el cuerpo cortado al final del encierro de Ryan Reynolds.

La categoría de mejor película europea me parece admirable: El discurso del Rey, El escritor, La cinta blanca y Un profeta. Todas son auténticas maravillas. Pese a lo mucho que me gustó la épica emocional de El discurso del Rey, creo que ganará ‘El escritor’, como ha hecho con todos los premios en los que ha sido seleccionada.

Quiniela de Goya (I)

Las cartas están echadas y la partida va a comenzar. ¿Quiénes serán los ganadores de los premios del cine español? He de confesar que algunas nominaciones me han dejado patidifuso -me encanta esa palabra- y que la ausencia de los chicos de Kandor les quita un tanto importante de magia al asunto. Pero bueno, a ver cuántas acierto:

Para mejor película tenemos a ‘Balada triste de trompeta’ -no me extrañan los rumores tendenciosos y malintencionados de lo apropiado que nominen en quince categorías a tu película, en cartelera, siendo el director de la Academia-, ‘Buried’, ‘Pan Negro’ y ‘También la lluvia’. No hay dudas: la de Icíar Bollaín gana de calle, cualquier otro resultado sería una sorpresa desagradable. Ya que es nuestra elección para los Oscar -se ha ganado mi respeto, aunque no sea ‘Celda 211’-, seguro que cuenta con el apoyo del jurado. Y, por encima, es la mejor cinta.

La dirección también se la doy a Icíar Bollaín, pese al magnífico trabajo de Álex de la Iglesia y Rodrigo Cortés (que no tardará en volver a la palestra de los premios). Mi primera decisión complicada llega con el mejor actor, a caballo entre Javier Bardem y Luis Tosar. Si fueran mis premios, iría para ‘Malamadre’ sin dudarlo: es un regalo para el cine, como ya dije. Pero la enorme publicidad que hace Bardem a España en Hollywood produce babas a mansalva en los académicos. En cualquier caso, me quedo con Tosar.

Para actriz principal me decanto por Emma Suárez y ‘La mosquitera’. Y eso que Elena Anaya ha sido la que más pasiones ha levantado en las salas… En fin, el director novel creo que será para Emilio Aragón y sus ‘Pájaros de papel’; no sólo tiene muchos y buenos amigos, el trabajo era aceptable. Su competencia será Jonás Trueba y ‘Todas las canciones hablan de mí’.

Con el guión adaptado, se dice que la nominación de ‘3MSC’ fue de rebote, nada más enterarse los académicos de que ‘Crepúsculo’ no contaba. Mi apuesta: ‘Pan Negro’. Para el Guión Original, dos favoritas: ‘También la lluvia’, con la que me quedo, y ‘Buried’, firme aspirante.

También la lluvia (II)

‘También la lluvia’ rompe con una premisa que suele ser certera: si explicar de qué va tu película es complicado, probablemente sea un coñazo. Efectivamente, es harto complicado resumir el argumento de la cinta de Icíar Bollaín en pocas palabras: Sebastián y Costa quieren rodar un film sobre la conquista de América con una nueva perspectiva: la opresión que sufrieron los indígenas por Colón y sus hombres. Una historia que se repite paralela en la piel de los habitantes de Cochabamba, que tienen que pagar una barbaridad a una empresa extranjera para disfrutar de agua corriente. Son tres líneas argumentales (Colón, el rodaje y el agua de Cochabamba), tres universos que conviven, fluctúan y bailan al son de una misma balanza: el amor y el desprecio entre seres humanos.

Este guirigay tan retorcido de contar con palabras es maravillosamente fácil de ver. De disfrutar. De saborear. Quizás uno sea consciente de que está ante una gran obra en la primera escena Karra Elejalde; un ensayo de los actores en el que su personaje, ataviado de futuro, se deja poseer por un Cristobal Colón palpable que juguetea con una camarera boliviana. A partir de ahí es fácil descubrir detrás cada escena -cada fotograma, si me apuran- una segunda e incluso una tercera lectura.

Deliciosa experiencia narrativa, con un montaje excelso, que consigue que las intrahistorias superen las duras capas de la superficialidad para convertirse en las auténticas protagonistas de un guión cuidado, meditado y repleto de alma. La evolución de los personajes sigue de la mano al mundo que les rodea, completando actitudes, a priori, planas, en una completísima amalgama de matices y destellos que redondean la experiencia.

Canto al cine dentro del cine orquestado por una mágica Bollaín que sabe lucir a sus actores: Gael García Bernal, entusiasta; Elejalde, soberbio; y Luis Tosar, magistral, que es un regalo para el Cine. En ‘También la lluvia’ los protagonistas terminan siendo los secundarios de la vida, los que un día fueron esclavos y, tal vez, aún hoy lo sean. Un mensaje para la política internacional sobre igualdad, derechos, respeto, naturaleza, libertad, historia… y todo sin usar 3D ni bichos azules.

El Goya es suyo.