Hasta su monólogo en los Globos de Oro, Ricky Gervais me parecía un cómico excepcional. Pero después de escuchar su retahíla de insultos, bravuconadas, comentarios hirientes, dagas lanzadas con sarcasmo e ironía, críticas mordaces y envenenadas, burlas sazonadas con humillación, gestos meticulosamente estudiados para una cámara que le enfocaba dubitativa, medias sonrisas que incomodaron al bien aposentado trasero de las estrellas más brillantes de Hollywood y sus palabras pronunciadas con una flema conquistadora que relegó a los ganadores de la gala a un ridículo segundo plano, no tengo más remedio que admitir que Ricky Gervais es el hijo de puta más inteligente que ha visto el cine y la televisión en muchos años. Y, por tanto, a partir de ahora, le idolatro.
El inglés reventó los Globos de Oro. En algunos casos, literalmente. Gervais casi adoptó el papel del protagonista de su última película, ‘Increíble pero falso’. En ella, el mundo entero es incapaz de mentir; cualquier cosa, por extraña y anodina que sea, se toma por verdad absoluta. El presentador, en un ejercicio de profunda catarsis, se subió a la palestra a decir verdades como puños en un círculo en el que la hipocresía decora los centros de mesa:
Las borracheras de Charlie Sheen, la vejez de las señoras de Sexo en Nueva York, la extraña vida sexual del dueño de Playboy, la curiosa relación entre Bruce Willis y Ashton Kutcher, la compra de votos en el jurado, la certeza de que Johnny Depp y Angelina Jolie habían sido nominados para asegurarse su presencia en la gala -y la de Brad Pitt-, las excentricidades de los cienciólogos…
Gervais no deja títere con cabeza y coloca las piezas en su sitio. Parece que esté lanzando un mensaje: “Habitantes del planeta, estos son sus ídolos”. Así, Robert de Niro se partía la caja mientras que otros tecleaban un mensaje de texto a sus representantes (“echad a este tipo”). Ya me entienden. Claro, que en un negocio en el que la imagen es lo primero, no me extraña que le hayan dado una sonora patada en el culo. Que, por otro lado, supongo que es lo que esperaba. Gracias a ella, Ricky Gervais es el nuevo rey del mundo.