Tony Stark (I)

Tony Stark es un rico y poderoso imbécil. Un mimado prepotente que nació con los panes de otros bajo el brazo. Malcriado con una fortuna heredada, niño de papá y dependiente absoluto de Pepper Pots, mezcla de secretaria, asistente y ama de llaves de una vida desordenada y jerarquizada por la innovación armamentística. Hijo de la doble moral americana que dicta que la mejor forma de evitar una guerra es matando a los malos. Mujeriego, pendenciero y adicto a la superioridad. Entonces, ¿por qué nos gusta tanto Tony Stark? Porque, en realidad, es un perdedor. Con clase, pero un perdedor. Y, las historias de perdedores son las únicas que merecen ser llamadas ‘heroicas’.

Pese a que hace muchos años desde que Stan Lee creara el personaje de Tony Stark, realmente no le conocí hasta hace poco. Fue gracias al primer tomo de ‘Los Vengadores: Ultimates’, una versión adulta y actual del principal grupo de justicieros de la Marvel. En esta serie, Stark es un alcohólico empedernido, una enfermedad que potencia el perfil más atractivo del genio industrial: la soledad del héroe.

Stark es lo más parecido al Bruce Wayne de Gotham, pero sin la oscuridad enigmática del Hombre Murciélago. De hecho, Stark apuesta por los rojos y amarillos llamativos, colores para fardar mientras vuela con la tecnología que él mismo ha creado.

Robert Downey Jr. es, sin duda, lo mejor de la versión en la gran pantalla. El enorme ego del actor es una maravillosa baza para asentar al personaje. Downey, al igual que Johnny Depp en sus películas, ejerce un poderoso carisma que minimizó, incluso, al genial Jeff Bridges o a la elegante Gwyneth Paltrow. La cinta, sin gozar de la calidad que desprende El Caballero Oscuro, es una estupenda elección para satisfacer el entretenimiento. Y tiene uno de esos finales que te dejan con la sonrisa en la boca: “Yo soy Iron Man”.

CómiCine

El cine, hastiado de fuentes de originalidad, lleva una buena temporada succionando protagonistas del mundo del cómic. Me he puesto a pensar en la cantidad de películas de héroes del papel que cogen volumen en la gran pantalla y, les aseguro, he tenido que parar porque perdía la cuenta. La última es que Harrison Ford y Daniel Craig (Indiana Jones y James Bond, que tiene su gracia) protagonizarán ‘Aliens & Cowboys’, que nos cuenta cómo afrontarían los vaqueros del viejo oeste americano una invasión extraterrestre. Estará dirigida por Jon Favreau que es, claro, la cabeza pensante de la saga de Iron Man, a punto de estrenar su segunda parte.

Las películas de Iron Man y Hulk entran dentro de un ambicioso proyecto de Marvel que culmirá con una película que unificará a su grupo más representativo de héroes, ‘Los Vengadores’. Entran en escena ‘Thor’, dirigida por Kenneth Branagh con un espectacular reparto que incluye a Natalie Portman -¿qué más queremos?-, y ‘El Capitán América’, que protagonizará el insulso Chris Evans (la Antorcha Humana de ‘Los Cuatro Fantásticos’).

El otro gran grupo de héroes de Marvel, los mutantes de Xavier, ya prepara la segunda parte de ‘Lobezno’ y una nueva saga ‘X-Men: First Class’, un capítulo más adolescente. Tan adolescente como será la cuarta parte de Spiderman, centrada en la vida de Peter Parker en el instituto y lo malo que es no ser popular. Y, en un instituto se conocen los protagonistas de ‘The Runaways’, uno de los cómics de más éxito de los últimos años en el que un grupo de jóvenes descubre que sus padres son, en realidad, unos supervillanos.

Porque, ¿quién no ha soñado con tener poderes y luchar contra el mal? Es el caso de ‘Kick-Ass’, otra adaptación de una novela gráfica algo más indie pero tremendamente divertida. Indie es, sin duda, ‘Scott Pilgrim’, un héroe que toca la guitarra y lucha contra sus enemigos como en un videojuego, a lo Street Fighter.

Quedan en el tintero Green Lantern, el remake de ‘Toxic Avenger’, la versión Warner del ánime Bleach, el -atención, atención- reestreno en versión 3D de 300… ¿Es un pájaro, un avión? No, es otro cómic en el cine.