La entrega de los premios Jerry Goldsmith es una de las partes fundamentales del ‘Festival de Música de Cine, Ciudad de Úbeda’. Con una mezcla exacta de humildad y preciosismo, la organización se viste de gala para entregar, con solera, los galardones a las mejores bandas sonoras del año. Se pueden imaginar lo maravilloso que es, en un pueblo alejado del glamour de las alfombras rojas y chaqués millonarios, ver a grandes creadores del mundo cine, emocionados con su nueva estatuilla. Porque sí, se emocionan.
Úbeda funciona como un resorte para los compositores. Como una burbuja en la que la admiración y el cariño conviven en perfecta armonía. Y, no se confundan, el público sabe dónde está y a quién tienen delante. Si no, no se darían el viaje desde todas las esquinas de España. Y de Europa.
Para todo el que le gusta el cine, la gala de los premios es una gozada. Por dos razones: Porque el público se entrega, disfruta con cada nuevo vídeo, con cada nueva nominación, con cada nueva sintonía. Y porque se respira amor al cine. La organización cuida todos los detalles para hacer reír y llorar. Para emocionar tanto como las películas que esa noche ensalzan como favoritas.
No sé si gastan vacaciones o si tienen tiempo libre estos días. Pero si pueden sacar un hueco, no se pierdan el Festival de Úbeda, una auténtica maravilla. Y qué concierto les espera, oigan, qué concierto…