Qué difícil es desgranar la realidad sin recuperar sensaciones del celuloide. Ayer por la mañana, nada más llegar a la redacción, nos encontramos con el trágico suceso del helicóptero caído en Londres. En Vauxhall, concretamente. La sola idea de un vehículo de ese porte chocando contra una grúa y cayendo en picado junto a un supermercado, ya es imponente. El asunto es que tardamos poco en despertar ciertas suspicacias, guiados, claro, por la escasa información que vertían los diarios británicos: ¿Por qué cae un helicóptero cerca del MI6? ¿Por qué cerca de una torre de proyección internacional? ¿Es un ataque terrorista?
Lo peor es que no estábamos de broma. Al menos, durante los primeros minutos. Sí, es un golpe de estupidez, de bravuconería sospechosa que, probablemente, no nos traiga nada bueno. Pero así somos. En un momento, paseamos por nuestras cabezas las escenas de ‘La noche más oscura’, ‘Homeland’ o, incluso, ‘La Jungla de Cristal’. Esas y tantas otras, claro. Convencidos de que estábamos presenciando un maquiavélico plan urdido en una mazmorra del mal. En fin, lo que decía: ignorantes.
Pero, la verdad es que, si analizamos un poco más nuestra reacción, nuestro maniquea percepción de una tragedia humana, quizás encontremos una respuesta más interesante. Tal vez, incluso, a usted le pasó lo mismo. Tal vez abrió el navegador y vio un vídeo del fuego recorriendo las calles del centro de Londres y pensó en Bardem en ‘Skyfall’. No creo que sea una reacción de la que haya que avergonzarse, simplemente demuestra que vivimos en una sociedad donde la realidad está empapada en su propia ficción.
Lo que quiero decir es que, puede que muchos veamos la información de la calle como si fuera parte de una película. Lo que no significa que seamos unos insensibles. De hecho, puede que sea todo lo contrario. Puede que imaginar la escena, completar la fotografía o el vídeo de diez segundos que abre un periódico digital, con las emociones del cine, nos haga más conscientes de la realidad. Más conscientes de las víctimas. Más conscientes de que los auténticos héroes están haciendo la compra en el supermercado cuando cae el helicóptero. O, incluso, pilotándolo.