Tiene que significar algo que la sola publicación de una imagen me haya emocionado. El poder de Pixar es asombroso y, después de una década regalando obras maestras de la animación, imaginar la película que podrás ver dentro de unos meses ya es un regalo sugerente. ‘Paperman’ es el corto que precederá a ‘¡Rompe Ralph!’, el estreno de Disney para Navidad que se adentra en el apasionante mundo de los videojuegos clásicos.
Pero, como les digo, por mucho que me atraiga la idea de la épica de Donkey Kong, hoy quiero subrayar lo maravillado que estoy con el corto en cuestión. Se trata de una pieza romántica que unifica el dibujo a trazos de toda la vida con el modelado en 3D. No es algo nuevo, pero parece que es una hoja de ruta de las futuras intenciones de Pixar: recuperar la magia del Disney clásico para sumarle el espectáculo del Disney moderno.
Esta conexión emocional ha alcanzado un resultado fantástico sobre la pantalla, con un blanco y negro precioso. Desde la propia Disney han subrayado que el objetivo de ‘Paperman’ es “encontrar un camino en el que los dibujos no se pierdan en la imagen final”. El corto, por cierto, es una historia de amor en la que un tipo intenta conocer a una chica lanzando aviones de papel.
Me parece ilusionante mirar al futuro del cine de animación. Me parece emocionantísimo ver la evolución que han sufrido estas películas, desde los cantarines enanos de Blancanieves hasta el robot con emociones. La concepción del arte ha crecido de mano de la tecnología y de la sociedad. Basta con ver el corto de presentación de ‘Toy Story 3’, ‘Día y Noche’, menos de diez minutos cargados de genialidad. De hecho, ‘Día y Noche’ es el Tondo Doni (Miguel Ángel, busquen en sus libros de Arte o, en su defecto, en Internet) de la animación. La conjunción de lo viejo y lo nuevo, personajes dibujados con un trazo simple que contienen en su ser un mundo repleto de vida generado por ordenador.