Festival de Córdoba, el poder de la música

Una gran banda sonora es como el aroma que deja el perfume al pasar. Aunque estemos a cientos de kilómetros de distancia, la segunda vez que lo olemos revivimos, irremediablemente, la misma calle, el mismo cielo, aquella chica. ¿Cómo no sentir los golpes de Apollo al escuchar la fanfarria de ‘Rocky’? ¿Cómo no levantar el dedo con el tintineo de ‘E.T.’? ¿Cómo no pedalear con ‘La Vida es Bella’?

La Banda Sonora Original (BSO) suele quedar relegada a un segundo plano a la hora de valorar una película. Tremendo error. Ellas tienen el poder de convertir el drama en comedia, la alegría en terror, la arenga en mística y un diálogo cualquiera en pura pasión. Posiblemente, en los últimos veinte años el compositor más destacado del panorama haya sido John Williams ( ‘Tiburón’, ‘La lista de Schindler’, ‘La Guerra de las Galaxias’). Sin embargo, hay un músico que, partitura a partitura, ha conquistado mi corazón: Michael Giacchino.

Giacchino es el responsable de la música de ‘Star Trek’, ‘Ratatouille’, ‘Perdidos’, ‘Misión Imposible 3’… Y, por supuesto, ‘Up’. Si recuerdan el principio de la cinta animada de Pixar, en los primeros minutos no hay ni una palabra. Sólo música. La música se convierte en un maravilloso actor que dobla los diálogos inexistentes de Carl Fredricksen, un anciano de 78 años, con su mujer. Diez minutos que pasarán al limbo del Cine por unir, de una manera tan magistral, lo nuevo con lo viejo, al cine mudo y clásico con la mejor animación por ordenador. Y esa fusión tan especial sería imposible sin el genio de Michael Giacchino.

Hace unos años tuve la suerte de conocer en persona a Mr. Giacchino. Fue en el ‘Festival BSO Spirit de Úbeda’, un encuentro que ya no existe. No existe, al menos, en Úbeda. Se ha trasladado a Córdoba después de un trajín político agónico. Este año, del 23 al 30 de junio, brillará con compositores de primer orden. No le quiero quitar belleza a la ciudad andaluza, pero echaré de menos al impresionante Hospital de Santiago. El tiempo nos pondrá en nuestro sitio. Y ya nos arrepentiremos. Enhorabuena a Córdoba.

International Film Music Festival: Teaser 2013 Edition from Film Music Festival on Vimeo.

Festival de Bandas Sonoras de…

Mark Isham colaboró, durante los 70 y 80, con varios cantantes y grupos de renombre de la talla de Bruce Springsteen, The Rolling Stones, the Beach Boys o Van Morrison. Dentro del cine destacará su carrera al lado del director Robert Redford, para quien compondrá ‘El Río de la Vida’, y por la que recibió su única nominación a los Oscar. A este trabajo le siguieron otros, como ‘El Dilema’, el drama político ‘Leones por Corderos’ o ‘La Conspiración’, su última colaboración con Robert Redford.

Blake Neely es músico desde temprana edad, acaba llegando a la música de cine a través de su mentor y amigo, el fallecido Michael Kamen. Durante su periodo en Mediaventures colabora con Hans Zimmer componiendo música adicional para películas como ‘El Último Samurai’ o ‘El Rey Arturo’ o en labores de orquestador en trabajos como ‘Spanglish’ o ‘Los Simpsons’. Ha compuesto l amúsica de ‘El Mentalista’ o ‘The Pacific’.

También está, por supuesto, Ludovic Bource, nombre que puede no sonarles de nada pero que mereció el Oscar a mejor banda sonora este año. Sí, el es parte vital de ‘The Artist’. Y, por supuesto, mi admirado Trevor Morris, que ha cosechado múltiples nominaciones a los premios Emmy y Gemini por su trabajo en Los Borgia, Los Tudor y Los Pilares de la Tierra.

Pues tenemos la fortuna de poder disfrutar de todos ellos en el Festival de Bandas Sonoras de… ¿Cómo? Ah, sí, claro. Disculpen. Podríamos haber disfrutado de todos ellos en el Festival de Bandas Sonoras de Úbeda. Pero, lloremos, el evento ha pasado a una ciudad que ha sabido apostar por algo muy grande. Enhorabuena, Córdoba.

Llora, Úbeda

Las lágrimas que caen tras un puñetazo son distintas de las que se derraman por no haber podido darlo. El Festival Internacional de Música de Cine de Úbeda contó, desde el primer momento, con un aforo de incondicionales que recorrían miles de kilómetros para disfrutar de unos días de ensueño, en una ciudad de ensueño, con una banda sonora de ensueño. No había butacas vacías. Los artistas, embelesados con sus muros de piedra, saciados los estómagos con ochíos y embutido, componían los hechizos musicales que inspiran al celuloide. Basil Poledouris, Michael Giacchino, Bear McCreary, Pascal Gaigne, Pablo Iglesias, Roque Baños, Bruno Coulais, Patrick Doyle, John Debney… Primeras espadas por las que cualquier superproducción de Hollywood pagaría miles de dólares. Y esa noche. Qué noche. Bajo las estrellas y la fresca brisa de un verano taciturno. Siglos de Cultura acolchados en la piedra del Hospital de Santiago; un concierto de leyenda. Era todo tan perfecto. Tan bello.

Y se acabó.

Desde que las alarmas saltaron, hace ya muchos meses, mantenía la esperanza de que los gestores de Úbeda llegaran a un acuerdo con la asociación BSOSpirit. “Seamos amigos”, “respetemos un buen proyecto”, “apostemos por la cultura”. De las tantas frases posibles, el Ayuntamiento de Úbeda optó por no usar ninguna. Nada. Silencio incómodo, pasota, dejando que fluya la corriente y que otros capeen el temporal.

Entiendo que hay problemas más importantes. Faltaría. Pero hubiera sido una noticia francamente agradable. En fin. El placer se lo llevará otra ciudad, otro rincón de España que, seguramente, sabrá valorar la riqueza que el Festival conlleva. Tal vez, incluso, su nuevo hogar sea consciente del potencial turístico del evento, de lo grande que puede llegar a ser, del público interesado que se hospedará en sus hoteles, comerá en sus restaurantes y hablará, el resto del año, de lo bien que lo pasaron allí.

Ya nada importa. El Festival de Música de Cine ya no es de Úbeda. Desde aquí mi más sincera enhorabuena, por el trabajo realizado, a sus organizadores. Y mi apoyo más incondicional, allá donde pongan el escenario. Convencido estoy de que, una vez más, será maravilloso.

Hoy lloramos porque quisimos pelear y no tuvimos donde golpear. Ni siquiera se dignaron a dar el puñetazo.

Úbeda

Les propongo que hagan un pequeño y simple experimento: escriban ‘Úbeda’ en Google. Como ustedes bien saben, no importa que la ciudad jienense nos devuelva 7.870.000 resultados, nadie pasa de la primera página. Probablemente no tengan ni que menear la ruedecilla del ratón arriba y abajo para percatarse del asunto. Efectivamente, tenemos la página del ayuntamiento, otra centrada en su faceta turística (‘Joya del Renacimiento’), una web de turismo, la wikipedia y, oh cielos, qué despropósito es este: “Festival de Música de Cine – Ciudad de Úbeda”. Ahí destacado, qué cosas.

Como sé que la ignorancia es muy atrevida, les ahorraré la vergüenza: El Festival BSO Spirit es, probablemente, uno de los mayores regalos musicales, escénicos y cinematográficos que se guardan en España. El municipio, cuya belleza ya es indiscutible, realza sus gracias con las mejores bandas sonoras originales de todos los tiempos interpretadas por sus propios autores.

Si este festival se celebrara en alguna gran capital del planeta (Madrid, Londres, Berlín, París, Roma, Tokyo, Nueva York), los informativos se harían eco de su relevancia, se vendería como uno de los conciertos del año, un evento sin parangón en el mundo del celuloide. No sé si llevados por un hiriente desconocimiento o por un catetismo profundo, los políticos y jefes culturales que motorizan Andalucía no han sabido ver la relevancia de Bear McCreary, Pascal Gaigne, Pablo Iglesias, Roque Baños, Bruno Coulais, Patrick Doyle, John Debney, -el inmenso y heredero directo de John Williams- Michael Giacchino o el ya fallecido Basil Poledouris (pueden poner sus nombres en Google, si gustan). Artistas que coleccionan premios (por supuesto, el Oscar) en sus vitrinas particulares. Gente cuyo trabajo podría centrar cualquier ciclo de conferencias en la mejor Universidad del mundo. ¿Por qué van a Úbeda, entonces? Porque sus organizadores han sabido cuidar de ellos desde su primera edición -van siete años-, creando un efecto similar a ‘El Hormiguero’: los compositores hablan con tanto cariño del festival que arrastran a otros artistas.

¿Por qué les cuento esto? Muy fácil: no me importa el partido político que gestione el Ayuntamiento, la Diputación o la Junta de Andalucía. Ahora, antes o dentro de cuatro años. El mensaje va para todos los que debaten sobre si se cargan el Festival de Música de Cine. Allá va: “No toquéis los huevos”. Gracias.