Úbeda

Les propongo que hagan un pequeño y simple experimento: escriban ‘Úbeda’ en Google. Como ustedes bien saben, no importa que la ciudad jienense nos devuelva 7.870.000 resultados, nadie pasa de la primera página. Probablemente no tengan ni que menear la ruedecilla del ratón arriba y abajo para percatarse del asunto. Efectivamente, tenemos la página del ayuntamiento, otra centrada en su faceta turística (‘Joya del Renacimiento’), una web de turismo, la wikipedia y, oh cielos, qué despropósito es este: “Festival de Música de Cine – Ciudad de Úbeda”. Ahí destacado, qué cosas.

Como sé que la ignorancia es muy atrevida, les ahorraré la vergüenza: El Festival BSO Spirit es, probablemente, uno de los mayores regalos musicales, escénicos y cinematográficos que se guardan en España. El municipio, cuya belleza ya es indiscutible, realza sus gracias con las mejores bandas sonoras originales de todos los tiempos interpretadas por sus propios autores.

Si este festival se celebrara en alguna gran capital del planeta (Madrid, Londres, Berlín, París, Roma, Tokyo, Nueva York), los informativos se harían eco de su relevancia, se vendería como uno de los conciertos del año, un evento sin parangón en el mundo del celuloide. No sé si llevados por un hiriente desconocimiento o por un catetismo profundo, los políticos y jefes culturales que motorizan Andalucía no han sabido ver la relevancia de Bear McCreary, Pascal Gaigne, Pablo Iglesias, Roque Baños, Bruno Coulais, Patrick Doyle, John Debney, -el inmenso y heredero directo de John Williams- Michael Giacchino o el ya fallecido Basil Poledouris (pueden poner sus nombres en Google, si gustan). Artistas que coleccionan premios (por supuesto, el Oscar) en sus vitrinas particulares. Gente cuyo trabajo podría centrar cualquier ciclo de conferencias en la mejor Universidad del mundo. ¿Por qué van a Úbeda, entonces? Porque sus organizadores han sabido cuidar de ellos desde su primera edición -van siete años-, creando un efecto similar a ‘El Hormiguero’: los compositores hablan con tanto cariño del festival que arrastran a otros artistas.

¿Por qué les cuento esto? Muy fácil: no me importa el partido político que gestione el Ayuntamiento, la Diputación o la Junta de Andalucía. Ahora, antes o dentro de cuatro años. El mensaje va para todos los que debaten sobre si se cargan el Festival de Música de Cine. Allá va: “No toquéis los huevos”. Gracias.