La tibieza de los Oscar

Tengo la sensación de que los Oscar de este año llegan con una tibieza excesiva. No creo que sea una cuestión de calidad cinematográfica sino, al contrario, un problema comercial. Si se fijan en las películas favoritas –las que tienen más nominaciones–, ninguna cuenta con un excesivo movimiento de marketing. Todas han llegado a la cartelera alabadas por la crítica mundial, pero ninguna puede presumir de un fenómeno fan pleno. Y ambas cosas son necesarias.

Es curioso, ¿verdad? Si ha vendido muchas entradas, la tildamos de comercial. Si la crítica la ensalza, hablamos de cine ‘indie’ o ‘gafapastismo’. Pero lo cierto es que si no tenemos los dos elementos, la gran gala del cine se queda coja… Menos mal que el presentador es un acierto: Neil Patrick Harris. Legen-dario.

Este año llego tarde a los Oscar. Me esperan unos días de sobreingesta compulsiva de cine para ponerme al día. Y, pese a que no hay grandes sorpresas en la lista de nominados a mejor película (por mucho que me hubiera gustado, ‘Interstellar’ no tenía papeletas), hay un caso muy particular: ‘El gran hotel Budapest’. El film de Wes Anderson se estrenó un mes después de la entrega de los Oscar de 2014 y, de hecho, ya está disponible en plataformas digitales. Piensen que las candidatas de este año no estarán en sus videoclubs favoritos hasta, más o menos, el próximo mes de octubre. En fin. Ojalá gane.

Mi categoría favorita, la de actor: Steve Carell (‘Foxcatcher’), Bradley Cooper (‘El francotirador’), Benedict Cumberbatch (‘The Imitation Game’), Michael Keaton (‘Birdman’) y Eddie Redmayne (‘La teoría del todo’). De lo que nos queda por delante, tres títulos que me apetecen muchísimo: ‘El francotirador’, de Clint Eastwood, ‘La teoría del todo’, de James Marsh y ‘Whiplash’, de Damien Chazelle.

 

Barney-Stinson-oscars