Uno de mis juguetes favoritos de pequeño era el ‘Cine Exin’, un proyector manual de películas infantiles. Recuerdo apagar todas las luces de la habitación, apartar muebles y camas para dejar despejada la pared, cerrar postigos, echar cortinas y sentarme en el suelo, a poco más de un metro de la pantalla recién nacida, para disfrutar de Pluto corriendo hacia delante y hacia atrás. Supongo que se imaginan lo que era, cuando sólo había uno o dos canales de televisión, que un niño pudiera tener el cine en casa.
La famosa y debatida ‘Ley Sinde’ me parece un despropósito. Un barbaridad canalla y despótica. Y un insulto a la libertad de expresión. Pero he de admitir que, por mucho que nos incomode y nos obligue a levantarnos del sillón, era cuestión de tiempo que páginas como seriesyonkis o cinetube se vieran afectadas.
Estas dos webs, que ofrecen series y películas on-line de manera gratuita –que no altruista-, se pusieron el pasado viernes en huelga para protestar por la dichosa ‘Ley Sinde’. Estas páginas las usamos (primera persona del plural) muchísimas personas. Nos lo ponen fácil. Ahora bien, si alguien viene y me dice “estas páginas publican contenidos sin permiso y las vamos a cerrar porque afectan a los creadores que se encuentran en los títulos de crédito y a los distribuidores, cines, cadenas de televisión y demás miembros de un negocio”, no puedo rechistar. Me jode. Sí. Pero no puedo rechistar. ¿Se imaginan que los tornillos que realizan a diario para ganarse el pan de sus hijos los dieran gratis a la vuelta de la esquina? Seriesyonis o Cinetube son como aquel juguete que nos daba cine gratis de pequeños. Con la diferencia de que el ‘Cine Exin’ lo habíamos pagado.
El problema de la Ley es que afecta a otras muchas páginas webs que vivirán bajo el yugo de el ojo de Sauron que todo lo controla.
Una última reflexión: ¿Se han fijado que la mayoría de películas españolas no están en estas páginas de cine on-line? Quizás, también, alguien podría replantear que a estas webs sólo llegan las cintas que interesan al público… Ésa sí es una balanza democrática y no un dedo absolutista y acusador.