El Concierto

No recuerdo qué escuela de filosofía griega decía que el universo responde a unas reglas de armonía. Planetas, estrellas y demás astros conforman una orquesta que ordena el caos en belleza. Una sinfonía en movimiento es como escuchar un solo instrumento, un libro compuesto por minucias inapreciables pero que, en su conjunto, es matemático. Un organismo vivo. Perfecto.

Los últimos quince minutos de ‘El Concierto’ (Radu Mihaileanu) son una oda a la música. Y son maravillosos. Mediante flashbacks y miradas intencionadas descubrimos una serie de relaciones entre todos los integrantes de la orquesta que, tempo a tempo, consiguen unificar sus impulsos en un solo corazón que late apasionado. La historia de una violinista (Mélanie Laurent, actriz más famosa del reparto por su papel en ‘Malditos Bastardos’) huérfana, el fracaso del director, el amor de un gigante barbudo…

Sin embargo, los 100 minutos anteriores de la cinta rusa no son tan excelentes. De hecho se trata de una comedia que en momentos recuerda a una ‘Loca Academia de Policía’ en versión camarada ruso. ‘El Concierto’ cuenta cómo un director de orquesta venido a menos reúne a músicos de la calle para suplantar a la orquesta Bolsói en una única actuación en París. Entretenida pero poco afinada, el guión se queda a medio camino de todo, con un humor que difícilmente será captado por los profanos en la historia de Rusia.

Una película que, sin nombrarla, nace de la crisis. De la imposibilidad de hacer eso para lo que sabes que naciste y que nunca diste por perdido. Soñadora ambición rusa de caparazón duro pero con unos minutos finales que nadie debería perderse. Sin duda, como corto, hubiera sido sensacional. No siempre la pieza más larga es la que más emociona. La más perfecta.