David Mills

David Mills y David Simon era dos colegas que trabajaban en un periódico de Nueva York. Ambos se movían como pez en el agua en los barrios más conflictivos de la ciudad. Eran un oído más en las comisarias de policía y en las rondas de sucesos. Animales de la calle -por aquí tenemos algunos ejemplares que pueden leer a diario: Rocío Mendoza, M. V. Cobo… – que fisgoneaban antes y llegaban pronto. Llegaron a conocer tan bien a los traficantes de droga y sus jergas y diretes, que un día, los David, decidieron escribir una historia para televisión. Desde la primera palabra, sus guiones se ganaron el respeto de cine y televisión porque rezumaban tanta autenticidad que no eran comparables con ningún otro diálogo antes visto en la pantalla.

Su gran éxito es, sin duda, la serie de la HBO ‘The Wire’. Un drama policial que analiza cómo el tráfico de drogas es un emporio que influye en todos los aspectos de la vida de una ciudad: política, negocios, salud, educación… Hay una escena en particular que, desde que se emitiera por primera vez en 2002, se ha estudiado en las clases de guión de todas las escuelas del mundo. Y, lo más fascinante, es que sólo se pronuncia una palabra que se repite incesantemente durante cuatro minutos: ‘Fuck’ (‘joder’). Este brillante diálogo entre dos detectives en la escena del crimen es tan sofisticado -cada ‘fuck’ está acompañado de una mirada, un guiño, un descubrimiento, una pista- que sólo un grande podría escribirlo sin parecer soez.

David Mills murió el jueves santo con 48 años por un aneurisma cerebral. Estaba supervisando un capítulo de la serie ‘Treme’, la nueva apuesta de la HBO.  Simon dice que Mills era una de esas personas con las que te gusta discutir porque, aunque esté mentando a todos tus familiares muertos, consigue despertar una pasión por el tema que hace que nunca le pierdas el respeto.

Los detectives y policías de cine y televisión le deben mucho a Mills. No era una persona mediática, desde luego. Pero como periodista, guionista y escritor era un fenómeno. Y, para alguien que componía música cuando escribía y dominaba tan bien el ritmo en el lenguaje sólo se me ocurre un panegírico que le haga justicia: Fuck.