Más allá de la vida (y III)

Una mariposa bate sus alas y un infinito universo de posibilidades se abre paso a través del caos. El detalle más minúsculo puede mover el cielo y la tierra, conjurar a los elementos para provocar una tormenta devastadora, conseguir que un libro sea un best seller o que dos perfectos desconocidos descubran que estaban destinados a cruzarse en mitad de una calle londinense.

Clint Eastwood hace de cada una de sus películas una reflexión en voz alta de los grandes temas del ser humano: el amor, la conquista, la guerra, el olvido, la inmigración… Sus cintas son capítulos de un diario muy personal que otros personajes interpretan, ya sea en un ring, en Iwo Jima, en un barrio residencial o en un campo de rugby. ‘Más allá de la vida’ tiene sabor a epílogo. Parece la carta que una voz experimentada escribe al novato que inicia la carrera. Una declaración de intenciones en la que Eastwood nos invita a pasar por alto a charlatanes y vende humos que dicen conocer el sentido de la vida para centrarnos en nuestra propia huella en el mundo: “Vive y disfruta, coño, que la muerte ya vendrá”.

En ‘Más allá de la vida’ se mezclan tres historias: una periodista que sobrevive al tsunami de Indonesia, un niño que pierde a su hermano gemelo y un parapsicólogo (Matt Damon) que tiene el don/maldición de hablar con los muertos. Tres líneas paralelas que, fruto de pequeños detalles en apariencia insignificantes (lo que Eastwood llama ‘destino’), terminarán cruzándose en un mismo punto. El guión, repleto de buenas intenciones, no goza de la magia de ‘Gran Torino’ e, incluso, el ritmo pausado de la cinta puede adormecer al espectador. Una lástima, contiene grandes reflexiones.

Sin embargo, lo que más me apasionó de la película fue el amor incondicional del personaje de Matt Damon por Charles Dickens. En concreto, una escena en la que visita la casa del escritor, dejándose empapar por los recuerdos que aún pueblan su despacho. Es, quizás, el mensaje más velado de la cinta, también el más bonito. Parece que Eastwood dijera algo así: “¿Qué hay detrás de la muerte? No lo sé ni lo puedo contar. Pero sí sé que un escritor que murió hace 140 años sigue hoy en la memoria de todos. ¿Quieres ser inmortal? Deja huella. ¿Quieres recuperar a un ser querido? No le olvides. Hagamos arte”.