Acampen en las taquillas de su pueblo, supliquen piedad a sus acomodadores, lancen un grito silencioso al orden establecido: “Queremos una Distribución Real Ya”. Yo sé que los cines no tienen la culpa de nada y que, si por ellos fuera, nos pondrían todas las películas del mundo mundial antes incluso que en Times Square. El caso es que, por unos o por otros, todos los años tenemos un nuevo estreno que lamentar.
Ya les había dicho en otra ocasión que me muero de ganas de ver ‘Super 8’. Tengo varios motivos: Su director, J.J. Abrams, me parece un genio. Uno de esos visionarios generacionales que ha sabido sacarle la chispa necesaria a la ciencia ficción para convertila en algo humano, trascendental. La película, pese a que cuenta con el peligroso apoyo de Spielberg, se centra en una época especialmente mágica en la que nacieron los principales mitos del género: los 80. La música, compuesta por el legítimo heredero de John Williams, el incomparable Michael Giacchino. Y, también, porque es una película con un poderoso aire a Goonie.
El caso es que ‘Super 8’ se estrenó el pasado 10 de junio, en Estados Unidos. Aquí lo hará el 19 de agosto. Tranquilos, ya les hago yo las cuentas: diez semanas más tarde. Por mil pesetas, cosas que se pueden hacer en dos meses: un curso intensivo de inglés, ver las seis temporadas de Perdidos y, tal vez, subir a Internet ‘Super 8’ para que otros la descarguen. Eso es así. No es algo que vaya a defender, pero negar su existencia sería un absurdo. Para cuando la cinta de Abrams llegue a España ya habrá disponible una versión en calidad DVD para descargar. Y, por tanto, a la venta en el top-manta, por ejemplo. ¿No se dan cuenta del daño?
Más aún: todo el misticismo que rodea a ‘Super 8’ se irá al carajo, porque por muy ancha que sea Castilla, en Internet todo se sabe. Sin querer, nos toparemos con críticas, análisis, fotos, vídeos y demás comentarios que arruinarán el estreno español.
Ya no tiene remedio. Pero, por favor, a quien competa: ‘Distribución Real Ya’.