El año pasado, Christopher Nolan nos presentó una película para la que no había sinopsis posible: ‘Origen’. Pasamos meses y meses leyendo un escueto párrafo que hablaba de no sé qué ladrones de sueños, una paranoia que no conseguíamos ordenar con un sentido lógico pero que atrajo nuestra atención sin remedio. Después nos mostró una poderosa imagen de una ciudad doblándose sobre sus ejes, a los pies de Leonardo DiCaprio, y nos cautivó por completo.
El estilo de Nolan puede o no gustar, faltaría más. Lo indiscutible es que el director de ‘Memento’ ha cultivado una impronta original que impregna toda su obra, convirtiéndole en uno de los artistas más emblemáticos del momento. Uno de sus grandes triunfos reside en su trabajo con Batman -éxito que solo puede comprender y compartir Tim Burton- y en su particular visión del héroe de Gotham. Lejos de las bazofias modernistas de ‘Batman Forever’ y ‘Batman y Robin’, la reinvención de la franquicia convirtió la vida de Bruce Wayne en una tragedia humana, comprensible, y al nacimiento de Batman en una respuesta lógica para un mundo caótico.
El caos y la locura, representados por el magistral Joker del tristemente fallecido Heath Ledger, chocan contra el maquiavélico orden establecido por el Ras al Ghul de Liam Neeson. Ambas ideas, caras de una misma moneda, culminarán con ‘The Dark Knight Rises’, el cierre de una trilogía que, tal vez, sea la mejor interpretación del mundo del cómic en la gran pantalla.
Ayer, como ya sucediera con ‘Origen’, Nolan nos cautivó con un póster implacable, que no muestra nada pero lo dice todo. Aún nos queda un año para ver el resultado final; nos conformaremos con el trailer que está a la vuelta de la esquina.