Harry Potter y las reliquias de la muerte (parte 2)

La profecía del niño de Hoggwarts se cumplió. Y no me refiero a su tan esperado duelo con Voldemort, sino a la comprobación empírica de que la saga más rentable de la historia del cine es una sucesión de eventos inconexos que podría haberse resumido en dos películas: la primera y la última. Lo que hay entre las dos es absolutamente innecesario. Con esto no quiero decir que ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte (parte 2)’ sea una gran cinta. Ni siquiera una buena. Pero es cierto que comparada con cualquiera de sus antecesoras -con la excepción de ‘La piedra filosofal’- es una perita en dulce.

No obstante, el Harry Potter del cine sigue siendo una versión pensada para los lectores de la obra de Rowling. Cualquier persona que ose pasearse por las películas saldrá del cine con la indiscutible sensación de que el guion no tiene ni pies ni cabeza. Y, encima, tendrá que soportar a los fans irracionales que le dirán “si te hubieras leído el libro lo entenderías”. El caso es que los que no nos hemos leído los libros del señor Potter y sí hemos visto las películas podemos afirmar y afirmamos que son un desastre narrativo.

La segunda parte de ‘Las Reliquias de la Muerte’ no es una excepción, pero se salva por tres razones: las escenas de acción son muy entretenidas, nada más que por el asedio al castillo de Hoggwarts y la batalla final podría merecer la pena; la música de Alexander Desplat es un regalo; pero, sobre todo, porque el filme pone punto final a la historia: caput, se acabó. Bueno, al menos no hay más libros escritos. Por ahora.

Mención especial para Lord Voldemort. Es cierto que, probablemente, Ralph Fiennes no suene tan ridículo en versión original, pero el doblaje es lamentable. Más que nada porque tardé un rato en descubrir que el malo de la película no era, en realidad, ‘El tío de la vara’ de José Mota.

En fin, hay dos opciones: ver el final de Harry Potter porque les gusta o ver el final de Harry Potter porque eres de los que se ha tragado las ocho películas y ya había que terminar la gracia. En ambos casos, saldrás encantado.