La fuente de la vida

Me muero de ganas de ver lo nuevo de Terrence Malik, ‘El árbol de la vida’. No sé si es por el morbo que me despierta un director que ha realizado cinco películas y que es considerado uno de los más grandes artistas audiovisuales de la era. Tal vez por el misticismo tan arrollador que despliega el trailer que he exprimido hasta la saciedad por culpa de una distribución pésima que ha favorecido que un estreno de hace meses llegue ahora a nuestras salas. También ayuda el amor/odio que ha conseguido despertar en las críticas internacionales. Y, por supuesto, está el origen de la vida acompañado por la música de Alexander Desplat. Y Brad Bitt, Sean Penn y la recién descubierta belleza de Jessica Chastain. Y el universo.

Echando la vista atrás he sacado de la papelera de reciclaje una película que guarda -a priori- un tremendo parecido con el proyecto de Malik. En 2006 Darren Aronofsky estrenó ‘La fuente de la vida’, protagonizada por Hugh Jackman y Rachel Weisz. La cinta también jugaba con una crítica similar: o te encanta o la aborreces. Además, justificaba su narración en una poderosa imaginería poética enmarcada en una línea temporal que abarcaba treinta siglos de humanidad. Y, para más inri, tenía una banda sonora espléndida a cargo de Clint Mansell.

Pese a que ‘La fuente…’ era un experimento más cercano a la ciencia ficción y ‘El árbol…’ aparenta más profundidad dramática, más cerca del ensayo que de la epopeya, tengo la sensación de que ambas me dejarán con la misma incertidumbre metafísica (¿de dónde venimos, a dónde vamos, quiénes somos, por qué Belén Estaban?). Y, si algo hemos aprendido en los últimos meses, es que las expectativas no son buenas consejeras. Realmente preferiría ir a la sala a ver una película más y salir con el vello erizado. Pero, lamentablemente, sí que espero muchas cosas de Malik.

Hasta que compre la entrada para ver ‘El árbol de la vida’ pasaré las horas leyendo ‘La increíble levedad del ser’, escuchando la melancolía de ‘Bob Dylan’ y leyendo tebeos de Mortadelo y Filemón.