El señor David Jáseljof

Ha llegado la hora de hablar del señor Jáseljof. Así, con jotas, acento prosódico en la antepenúltima sílaba y el distintivo categórico de ‘señor’ por delante. Porque es un señor, qué duda cabe. David Jáseljof (que no Deivid) es la nacionalización española más importante desde el amigo Ibaka. Él, que surcó las carreteras secundarias de Estados Unidos y abrió los pomos de las puertas sobre el cuero del coche fantástico; él, que lució palmito y bañadores rojos a la sombra de las bondades de Pamela Anderson; él, que de borracho terminó, Dios sabrá cómo, en la película de Bob Esponja; él, único e indiscutible, alcanza su cima profesional con una película española: ‘Fuga de Cerebros 2’.

No es que la primera entrega de la comedia me pareciera especialmente buena. Creo que en los últimos años hemos disfrutado de grandes títulos en el género y ‘Fuga de Cerebros’ no entraría en mis tres favoritas. Y, de hecho, dudo que la segunda parte me haga cambiar de parecer. Tiempo al tiempo. Pero, lo que ya puedo asegurar de forma categórica, es que el fichaje de David Jáseljof es un giro inesperado que me resulta entrañable.

¿Han visto la promoción de ‘Fuga de Cerebros 2’ con el señor Jáseljof? No sé si es el acento cutre salchichero, la sensación de que, en realidad, Jáseljof no tiene ni idea de lo que está diciendo o, tal vez, la interpretación del español castizo y estereotipado por uno de los guapos oficiales de los 80 venido, como tantos otros, a un esperpento de sí mismo. Sea como sea, qué panzá de reír.

Es inevitable no acordarse del genio -uno de verdad- que se paseó por nuestro cine poco antes de morir, Leslie Nielsen. Memorable aquel diálogo buñueliano con Chiquito de la Calzada. En fin, que todo esto se lo cuento para que no pierdan el tiempo y vean al señor Jáseljof salido de madre, diciendo piropos del tipo “tó lo negro” o “qué bonitos ojos tienes para comerte todo el…” ¿Bizarro? Sí. ¿Grande? Pues claro, es un señor.