Charles Addams. Hasta hace unos minutos no sabía de su existencia. Ahora sé que hoy se cumpliría un siglo de su nacimiento y que fue un controvertido artista que despuntó en el Nueva York de los años 30 con una retorcida, gore y tenebrosa familia aficionada a la casquería, las artes satánicas y los juegos mortales: Los Addams. No sé qué les parecen los ‘doodle’ de Google, pero a mí me encanta cuando, sin esperarlo, me encuentro con un bonito dibujo en la pantalla de un tema absolutamente anacrónico. Todo un salto de eje.
Hoy, lo quieran o no -y ahí está la grandeza y el poder del asunto-, van a hablar de los Addams. Sin querer, vamos a aprender que el bueno de Charles Addams inspiró con sus viñetas la serie de televisión de la ABC norteamericana. Y vamos a tararear, maravillados, esa melodía tan fácilmente reconocible, ese chasquido de dedos: tarará, chas, chas, tarará… ¿Se acuerdan?
Fue en 1993 cuando Barry Sonnenfeld, que tiene en cartera estrenar ‘Men In Black 3’, nos sorprendió con la versión para la gran pantalla de ‘La Familia Addams’. Amable película que inmortalizó al añorado Raul Juliá (qué perra vida, morir después de ser el inefable Mr. Bison en la extraordinariamente vomitiva ‘Street Fighter’) como Gómez, acompañado de Anjelica Huston, Christina Ricci y Chistopher ‘Doc Brown’ Lloyd.
Confieso que el film de Sonnenfeld me creó ciertas dudas morales sobre el bien y el mal. Yo, con apenas once años, entendí que procurar una muerte a tu hermano a martillazos, electrocutado o lanzándole un piano era tan comprensible como dejar las lentejas en el plato. Tan normal. Por suerte, nunca llegué a imitar por completo a Miércoles, la pequeña niña que sufría la indiferencia de sus compañeros de clase por ser una orgullosa gótica. Ironías de la vida, hoy sería la estrella.
Yo no dejo de chasquear. Tanananá…