Un sábado por la tarde, unos desalmados secuestraron a Jano, mi perro, en una furgoneta. Se pueden imaginar el mal rato. Salimos a la calle corriendo y gritando y, les aseguro, me alegro de no haberles encontrado porque no hubiera respondido de mis actos. El caso es que, pasadas tres horas, vimos una figura trotar en el horizonte: venía sucio, a toda velocidad, sin correa y con la lengua fuera. Pero era él, Jano. Sano y salvo. El héroe del día. Pasamos mucho tiempo imaginando qué le habría pasado en ese lapso de tiempo. Reescribiendo el guión de cómo mordió y pateó a sus captores para saltar del vehículo en movimiento y volver a casa.
‘War Horse’ relata el viaje de Jowy, un caballo inglés, a través de los distintos bandos de la Primera Guerra Mundial. La película de Steven Spielberg es un fantástico cuento para adultos que en ningún momento adopta la seriedad y trascendencia de ‘Salvar al soldado Ryan’ o ‘La lista de Schindler’. El director prefiere no tomar partido por ninguna parte del tablero para convertir a su caballo en la metáfora de los valientes, los que no quieren guerras, los que se abren paso para volver a casa.
No hay duda de que el gran valor de ‘War Horse’ es la cuidada estética de la cinta, preciosa en sus formas: fotografía, movimiento de cámara, dinamismo, música. Un espectáculo cinematográfico en su máximo esplendor. Narrativamente, la película está formada por pequeños capítulos de calidades diferenciadas. El principio, por ejemplo, es excesivamente largo y contemplativo. Las historias de los hermanos alemanes y de la niña francesa -el terreno donde mejor se mueve Spielberg-, fascinantes. En cualquier caso, esta fue una de esas ocasiones en las que te sientes en contra de la opinión general, mientras que yo disfruté de prácticamente todo su metraje, la mayoría de la sala expresó cierta pesadez y lentitud.
Y, si me permiten el atrevimiento, creo que Steven Spielberg hace un guiño poderosísimo a ‘La vaquilla’ de Berlanga que seguro reconocerán con facilidad. ¿Mi conclusión? ‘War Horse’ es un bello y cruel cuento con el que Spielberg inicia el retorno al camino que nunca debió abandonar: el cine. El cine y las historias que sentimos propias.