Es la hora de los Goya

Me divierten las galas del cine. Y esta noche toca gala: Los Goya. Es cierto que voy a echar de menos a Buenafuente a los mandos del aparato, pero no se puede tener. Habrá que darle un voto de confianza a Eva Hache, que la chica también le echa gracia al asunto. De hecho, los spots de la gala -muy, muy, muy calcados del estilo de los Oscars- son francamente divertidos. ¿Tienen preparada su quiniela particular?

Por mi parte, tengo varios títulos que me gustaría ver en el podio. No hay una única película que sobrevuele por encima del resto. Sin embargo, sí que tengo una favorita para no llevarse nada: ‘La piel que habito’. Soy consciente de que eso no va a pasar. Algo caerá. Si Dios o Satanás o Pee Wee Herman no lo remedian. Pero de verdad que me gustaría que se fuera con las manos vacías. Y no solo por lo repelente que me resulta la cinta de marras, sino porque creo que hay otras que son auténticas joyas.

‘Blackthorn’, ‘No habrá paz para los malditos’ y ‘Eva’, sin ir más lejos. Películas paralelas a lo que nos tiene acostumbrado la producción patria, que arriesgaron el todo por el todo y salieron ganadoras. Cualquier premio que les caiga lo celebraré como propio.

A medio camino del amor y el odio tengo ‘La voz dormida’, una cinta que no me dice gran cosa. Ni para bueno ni para malo. Ahora. Tiene algo muy positivo: la excelente y guapísima Inma Cuesta, que se merece ese Goya sin duda alguna.

Volviendo a la gala, me gustaría un número musical con los actores de ‘Primos’, que seguro terminaría siendo lo más memorable de la velada. En fin. Señores de la academia, espero una gala de la que sentirme orgulloso, sin complejos y amena. En vuestras manos quedo. Quedamos.