Carmina o Revienta

La incursión de Paco León al mundo del cine me recordó a un bar que conozco en Madrid, ‘El Gallinero’. Visto desde fuera, el garito aparenta pequeñez, como si fuera a fallar a las expectativas de cualquier pretendiente a cervecero. Sin embargo, a poco que entres,  descubres que hay una enorme pantalla donde proyectan cortos, exposiciones de arte ocupan sus paredes y las camareras preparan unos gin tonics que nos gustan incluso a los que no gastamos esa costumbre. ‘Carmina o Revienta’, al igual que ‘El Gallinero’, no presume de una fachada repleta de admiraciones llamativas. Presume de un riquísimo mundo interior. De alma.

Pese a que la extravagante distribución de ‘Carmina o Revienta’ es, también, su mejor promoción, Paco León ha mostrado un talento narrativo que navega entre la risa y la lágrima, confirmando el teorema de que sólo el mejor payaso te robará lágrimas sinceras. Carmina es muy andaluza, dueña de un bar, esposa de un marido con problemas de alcoholismo, madre de una joven que no cuelga el teléfono y madrina de una niña que quiere celebrar su comunión con una fiesta por todo lo alto.

La película es similar a un capítulo de ‘Me llamo Earl’, por el basto humor que rodea al humilde barrio sevillano. Diálogos, gestos y costumbres dibujan unos personajes ricos y complejos, ahogados por el final de mes, convertidos en héroes gracias a la honesta pillería de comerciantes y tahúres. ‘Carmina o Revienta’ funciona con pequeños episodios que se hilvanan en una única historia que habla, por encima de todo, sobre la familia.

Lo bonito del asunto es que ‘Carmina o Revienta’ está al alcance de cualquiera. No necesitan cuadrar horarios ni contar con la suerte de que su cine más cercano la emita. Sólo necesita una conexión a Internet y comprar la película en Filmin.es. No hay nada que le impida hacerlo. De hecho, les aseguro que será un rato muy agradable. Como un gin tonic del Gallinero.