Psicópatas entre las nubes

Recuerdo al profesor entrar en clase, sacar los exámenes y proclamar que Fulanito –guardaremos su anonimato– había sacado un «cero como un castillo» en su trabajo de Lengua. Y añadió: «Fulanito, tienes un cero. Pero recuerda, peor sería tener un 3 o un 4 o un 6, incluso. No hay nada peor que la indiferencia. Tú, sin duda, tienes un cero. ¡Enhorabuena!» Aunque pueda extrañarles en estos tiempos que corren de ciudadanos ejemplares, ninguno de los alumnos nos sentimos amenazados por sus palabras. De hecho, Fulanito y todos los demás nos reímos bastante y recordamos, con cierta melancolía, la anécdota de marras. Supongo que, a fin de cuentas, aprendimos una lección importante. Pese al cero de Fulanito.

Hoy se estrenan dos películas que no nacieron para honrar a la indiferencia. O sí o no. Sin medias tintas: ‘El atlas de las nubes’, de Tom Tykwer (‘El perfume’) y los Wachowski (‘Matrix’); y ‘Siete Psicópatas’, de Martin McDonagh (‘Escondidos en Brujas’). Dos cintas de una temática difícil de explicar, pero que juegan con un factor a su favor: provocan.

‘El atlas de las nubes’, basado en la novela de David Mitchell, recorre seis historias protagonizadas por los mismos actores pero por distintos personajes. A ver. Una amalgama cósmica de la que hablaremos mañana pero que guarda una promesa fascinante para el que sepa –y pueda– aguantar hasta el final.

‘Siete psicópatas’, por contra, es una idea original e inesperada. Un éxito para la mayoría de la crítica yanqui, con un ‘pero’ repetitivo: «si hubiera llegado en los 90, sería un clásico básico, un referente tan poderoso como ‘Pulp Fiction’ o ‘Reservoir Dogs’».

Si tuviera que jugarme los cuartos, apostaría porque a la mayoría de ustedes no les interesará mucho ninguna de las dos opciones. Apostaría porque, si fueran como nuestro profesor de Lengua, les pondrían un cero como un castillo; así, sin indiferencias. Pero, quizás, no lo sé, estén en el grupo opuesto, el de los que siempre creímos que el trabajo de Lengua de Fulanito fue, en realidad, una genialidad incomprendida. Ahí lo dejo.