JE Cabrero

El cine siempre fue la excusa

Ocho ideas sobre Ocho apellidos vascos

Con la extraña sensación de que he sido el último ser vivo del planeta en ver ‘Ocho apellidos vascos’, me encuentro con un muro que no me esperaba. El muro que han construido ustedes, los cinco millones de espectadores que me dijeron, una y otra vez, que me iba a “descojonar vivo”. A ver. Sí. Me reí. Pero, amigos, ¿no han exagerado un pelín? Quiero decir. Es una película agradable, pero no es, ni de lejos, el mejor film español de los últimos años. Ni siquiera el más gracioso. Vaya, que a mí me resultó un poco simplona de más. De mi experiencia, ocho conclusiones:

Uno. Es, sin duda, un maravilloso ejercicio de crítica. Fuera complejos. Reírse de los estereotipos es el primer paso para derrumbarlos. Y en eso, la película, es sobresaliente.

Dos. ¿Quieres que tu película triunfe? Gasta dinero en promoción. Mediaset se desgañitó en las semanas previas a su estreno con spots, participaciones en programas, entrevistas… Esa es la clave del éxito: generar necesidad. Ya lo vimos, por ejemplo, con ‘Tadeo Jones’ (que también reventó en taquilla). La promoción es de matrícula.

Tres. Clara Lago y Dani Rovira caen bien, tienen un futuro prometedor y traerán grandes beneficios a los que toquen a sus puertas. Rovira es una ‘pechá’ de reír. Eso es así.

Cuatro. Carmen Machi y Karra Elejalde son unos ac-to-ra-zos. Puro teatro.

Cinco. Técnicamente, ‘Ocho apellidos vascos’ me pareció un tanto pobre. Sobre todo la música, que recuerda a la que suena en un ascensor de hotel. No, si hablamos de cine, no tiene nada.

Seis. El guión es francamente decepcionante. Borja Cobeaga sabe hacer reír mucho mejor. ‘No controles’, ‘Pagafantas’ o ‘Muchachada Nui’ dan buena fe de ello. En serio, ¿cuántos chistes no se sabían? Si lo piensan un momento, ¿no es todo muy plano, muy simplón?

Siete. Y, sin embargo, te ríes. Otro éxito de la promoción. La gente acude al cine con tantas ganas de llorar de la risa (“¡no dejarás de reír!”, nos aseguran una y otra vez) que, sin querer, te ríes.  El espectador lleva la risa puesta de casa. Es una película simpática, perfecta para la sobremesa, porque si le pierdes el hilo o entornas los ojos tampoco pasa nada.

Ocho. ‘Ocho apellidos vascos’ no me gustó demasiado. Pero no me hagan caso, son cinco millones contra uno.

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Comentarios

3 respuestas a «Ocho ideas sobre Ocho apellidos vascos»

  1. ** AVISO: SPOILER **

    Me ha pasado lo mismo que a usted, JCabrero. Me calentaron la cabeza con que la película era buenísima y que me partiría el pecho de reír. Que tenía que verla sí o sí. De modo que al final acabé viéndola. Y como usted, fui de los últimos. Lo mismo hasta coincidimos, quién sabe.

    Sin embargo, tras verla me quedé muy frío. ¿Esta es la estupendísima película que la gente ha abrazado con pasión? Hombre, mala no es (y esto lo escribe alguien que detesta el cine español). De hecho, tiene sus aciertos, siendo Dani Rovira el primero. Porque el puñetero es gracioso como él solo. Amén de que hay que tener muchas pelotas para lidiar con el asunto del terrorismo de ETA, hacerlo con humor y salir airoso. Máxime en un país tan dado al enfrentamiento como el nuestro y con el problemón de los asesinados por ETA, que quedan mucho más cerca en la memoria y no resulta fácil tomárselo a chufla. Pero, ¿justifica todo eso los millones de entradas vendidas?

    Porque, qué quiere que le diga, la película me pareció floja. Su humor es predecible y, cuando no lo es, sabe a poco. Como una cerveza aguada o una Coca-Cola cuando la dejas demasiado tiempo en el vaso y pierde gas. De hecho, conforme avanza se va desinflando.

    Respecto a los actores, y citado ya Rovira, no puedo evitar referirme a Elejalde, que lo hace muy bien. De hecho, la escena entre su personaje y el de Clara Lago en el bar, ya al final de la película cuando el engaño ha sido descubierto, me pareció muy buena. De Carmen Machi no puedo decirle nada porque jamás he visto un trabajo suyo (Aida es un misterio para mí), y Clara Lago me pareció con poca chicha durante la mayor parte del metraje.

    Pero, insisto, ¿qué le han visto los espectadores a esta película para que goce de su beneplácito en masa? Ni idea, oiga. Claro, que tampoco nos sorprendamos. Que este país ha dado sistemáticamente su apoyo a las películas de Torrente, que a mí se me atragantan como un hueso de conejo.

    Ahora son cinco millones contra dos. Pero creo que no ayuda mucho.

    Un saludo.

    1. Avatar de JeCabrero
      JeCabrero

      Gracias, Dustin. Siempre es mejor tener alguien con quien jugar a las cartas 🙂

  2. Por cierto, hace poco descubrí que, esto mismo que hizo Martínez Lázaro, ya lo hicieron Jean Reno y Christian Clavier en el 2004 con el independentismo corso. «El archivo corso», se titula.

    Y, tras comparar, me queda claro que aquella película era mucho más valiente y le echaba más pelotas a la hora de afrontar el problema del terrorismo, el cual no duda en mostrar claramente para cachondearse de él.

    Mientras que la cinta española busca confrontar los tópicos de los andaluces y los vascos, pero pasando de puntillas por el tema del terrorismo, la cinta francesa no tenía reparos en mostrar armas, secuestros, tiroteos, atentados y chantajes a golpe de impuesto revolucionario. De hecho, el protagonista se pasa casi toda la película secuestrado. Habría que ver al director español que se atreve a hacer una comedia sobre el terrorismo vasco llevándolo a tales extremos.

    Un saludo.

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