El principio de pertenencia al original

Existe un fenómeno fabuloso. Lo llamo ‘el principio de pertenencia al original’. Se trata de un proceso subconsciente por el que el individuo se ve en la obligación moral de defender todo lo derivado de una obra artística por la que siente afinidad. Es muy sencillo, veamos un ejemplo: Tobías lee la saga completa de ‘Harry Potter’ y se queda prendado. Le apasiona. Un día descubre que van a hacer una película basada en el libro y se emociona: devora los tráilers, se empapa en foros y chats, compra las entradas con meses de antelación y, el día del estreno, disfruta de una experiencia orgásmica. Tobías es feliz: acaba de ver la mejor película de la historia del cine.

Y ahí está el problema. Que puede o no puede ser la mejor película de la historia del cine, pero a Tobías eso no le importa porque desde que leyó el libro es fan incondicional de Harry Potter. ¿Qué pasa si a alguien no le gusta la película? Pues que Tobías entiende que estás insultando a los personajes que tanto ama. Efectivamente, cumple ‘el principio de pertenencia al original’.

En los últimos años hemos visto cientos de versiones inspiradas en cómics, libros y videojuegos. Y, por supuesto, no todas han sido exitosas. Las productoras juegan con ‘el principio’ para asegurarse una masa de público fiel, que siempre responda agradecida a cualquier desarrollo. A saber: ‘Crepúsculo’, ‘El Señor de los Anillos’, ‘Harry Potter’, ‘Star Wars’, ‘Star Trek’, ‘Divergente’, ‘Los Vengadores’ (y todas las de Marvel)… y, en última instancia, ‘The Amazing Spiderman’.

No me confundan, por favor. Si les gusta cualquier versión cinematográfica de sus libros y cómics favoritos, no hay discusión: les gusta. Que nadie les diga lo contrario. Pero aceptemos, todos, que no siempre las películas son productos comprensibles para los que desconocen el mundillo en cuestión. Yo, por ejemplo, no sé si ‘Crepúsculo’ o ‘Harry Potter’ son buenas novelas, porque no las he leído. Las películas, sin embargo, me parecen incomprensibles.

Quiero decir. Haber leído un libro o un cómic no debería ser razón para considerar una película buena o mala. Y eso, amigos, me temo que es lo que nos está sucediendo a muchos: ‘El principio de pertenencia al original’.

(Claro que también existe el caso opuesto, ‘El principio de la herencia corrupta’ que dicta que toda versión del original será un ñordo como la copa de un pino. Pero de esto hablamos otro día)

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