Una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años es, sin duda, ‘El origen del planeta de los simios’. Lo que no dejó de ser un giro curioso y contradictorio, ya que la cinta de Rupert Wyatt rozaba tres términos temibles: remake, reboot y precuela. O sea. Reinventa un clásico, lo relanza como franquicia y se plantea como la historia previa a la saga original de 1968. Eso es, a todas luces, jugar con fuego. Pero mira tú por dónde, nadie salió ardiendo. Más bien, todo lo contrario.
El trabajo de Rupert Wyatt sorprendió por su frescura, su originalidad y su bien marcado ritmo, a caballo entre la acción, la intriga y el vínculo forjado entre el doctor Rodman (James Franco) y César (Andy Serkis). Fantástico entretenimiento, aplaudido por público y crítica, que el próximo mes de julio espera repetir hazaña con ‘El amanecer del planeta de los simios’.
La secuela de la precuela –zasca– llega con dos cambios sustanciales: Wyatt abandona la butaca del director y la ocupa Matt Reeves, cineasta que ganó con ‘Déjame entrar’ los defensores que probablemente perdió con ‘Monstruoso’ (film que, por cierto, debo ser de los pocos que aún ve con buenos ojos). Y James Franco no es el protagonista humano, le suplen Gary Oldman (‘El caballero oscuro’), Jason Clarke (‘La noche más oscura’) y Keri Russell (‘Felicity’).
Pero por encima de todo está Serkis (Gollum, King Kong, Haddock…), uno de los actores más de moda que no recibe todas las mieles que merece. Su reciente fichaje para el ‘Episodio VII’ de ‘La Guerra de las Galaxias’ no hace más que cerciorar su magnífico estado de forma. Lo dije hace tiempo y lo repetiré las veces que hagan falta: el talento de Serkis es meritorio de todos los galardones; una pena que todo lo que lleve la etiqueta de ciencia-ficción sea considerado como algo menor.
(EDITADO: Nuevo tráiler)
Serkis ha humanizado los efectos especiales, no lo olviden.