El amanecer del Planeta de los Simios

La belleza que rodea al silencio de los simios es tan perfecta que llegará a dudar si está ante un documental imposible rodado en una era salvaje de nuestra historia. A Matt Reeves (‘Déjame entrar’, ‘Monstruoso’) le bastan cinco minutos para atrapar la atención del espectador durante dos horas del mejor entretenimiento cinematográfico. Cinco minutos en los que, sin escuchar una sola palabra, los diálogos fluirán por toda la pantalla: desde la lluvia tropezando con los árboles hasta los rugosos dedos de César, apretados en un puño. Cinco minutos que definen la evolución de la especie, la sugerente invitación de la vida a salir de la cueva, a cazar, a conquistar la naturaleza y a heredar la tierra por los hijos de nuestros hijos. Pero esos cinco minutos son, también, una fantástica muestra de la acción que nos espera. Sí, ‘El amanecer del Planeta de los Simios’ es una secuela de un ‘reboot’ que parece un ‘remake’. ¿Y qué? Las apariencias engañan y, a veces, las bestias aprenden a hablar.

Diez años después de ‘El origen del Planeta de los Simios’, la población humana se ha reducido drásticamente por culpa de la gripe simia. Mientras que hombres y mujeres luchan por sobrevivir en un mundo sin recursos tecnológicos, la tribu de César (Andy Serkis, ‘El Hobbit’) ha creado un hogar en los bosques que rodean a San Francisco. Dos quietudes muy distintas que se agotan el día que Malcolm (Jason Clarke, ‘La noche más oscura’) y su equipo pisan, sin saberlo, el reino del mono. ¿Pueden convivir humanos y simios? ¿Están abocados a la guerra? ¿La especie nos define o lo hacen nuestros actos?

El film de Reeves es un espectáculo técnico que se sustenta sobre unas bases muy clásicas. Son numerosas las secuencias y planos que rezuman aire de Western –las siluetas congeladas a contraluz, las cabalgadas por el río, la sempiterna presencia de la naturaleza–, solo que protagonizadas por simios. La realidad de los monos, su palpable presencia en la pantalla, les confiere el derecho de ser héroes y villanos de la ópera, con un Andy Serkis que revalida el título de ‘maestro del disfraz’ y de actor formidable. Por mucho que haya píxeles de por medio, lo que consigue Serkis es digno de Oscar.

Pero por mucho que hablemos de los innegables talentos narrativos y audiovisuales de ‘El amanecer del Planeta de los Simios’, hay una verdad que sobrepasa a todas las demás: un magnífico divertimento.

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El origen de la excepción del Planeta de los Simios

Una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años es, sin duda, ‘El origen del planeta de los simios’. Lo que no dejó de ser un giro curioso y contradictorio, ya que la cinta de Rupert Wyatt rozaba tres términos temibles: remake, reboot y precuela. O sea. Reinventa un clásico, lo relanza como franquicia y se plantea como la historia previa a la saga original de 1968. Eso es, a todas luces, jugar con fuego. Pero mira tú por dónde, nadie salió ardiendo. Más bien, todo lo contrario.

El trabajo de Rupert Wyatt sorprendió por su frescura, su originalidad y su bien marcado ritmo, a caballo entre la acción, la intriga y el vínculo forjado entre el doctor Rodman (James Franco) y César (Andy Serkis). Fantástico entretenimiento, aplaudido por público y crítica, que el próximo mes de julio espera repetir hazaña con ‘El amanecer del planeta de los simios’.

La secuela de la precuela –zasca– llega con dos cambios sustanciales: Wyatt abandona la butaca del director y la ocupa Matt Reeves, cineasta que ganó con ‘Déjame entrar’ los defensores que probablemente perdió con ‘Monstruoso’ (film que, por cierto, debo ser de los pocos que aún ve con buenos ojos). Y James Franco no es el protagonista humano, le suplen Gary Oldman (‘El caballero oscuro’), Jason Clarke (‘La noche más oscura’) y Keri Russell (‘Felicity’).

Pero por encima de todo está Serkis (Gollum, King Kong, Haddock…), uno de los actores más de moda que no recibe todas las mieles que merece. Su reciente fichaje para el ‘Episodio VII’ de ‘La Guerra de las Galaxias’ no hace más que cerciorar su magnífico estado de forma. Lo dije hace tiempo y lo repetiré las veces que hagan falta: el talento de Serkis es meritorio de todos los galardones; una pena que todo lo que lleve la etiqueta de ciencia-ficción sea considerado como algo menor.

(EDITADO: Nuevo tráiler)

 

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Serkis ha humanizado los efectos especiales, no lo olviden.

Déjame entrar

‘Déjame entrar’ (‘Let the right one in’, 2008) fue una de las grandes sorpresas de la temporada pasada. El film sueco acopla a la perfección la estructura narrativa de un cuento con la tensión y el suspense del terror psicológico. Y es, sin duda alguna, la mejor película de vampiros de los últimos años. Hollywood, al igual que el resto del planeta, se quedó tan prendado de la terrible historia de amor entre los dos infantes que decidió que debía volver a rodarla. Pero, esta vez, con actores, guionistas y directores de verdad. O sea, americanos.

Esta horrible manía persecutoria de los yankis de rehacer todo lo que pueda hacerles sombra es insultante. Tenemos los casos de ‘Abre los ojos’, de Amenábar, la próxima ‘Millenium’ o la mismísima versión de Torrente protagonizada por Sacha Baron Cohen (‘Borat’). No me gusta un pelo.

Sin embargo, he de admitir que con el paso de los meses he desarrollado un gran interés por ver la nueva ‘Déjame Entrar’ (‘Let me in’, 2010). En primer lugar por su director, Matt Reeves, que es el amigo friki que acompaña a J. J. Abrams en todas sus locuras. Él es el responsable de ‘Monstruoso’, aunque ha participado como guionista y segundo director en un puñado de producciones del creador de ‘Perdidos’. Este colegueo con Abrams le ha permitido llevarse a la joya de la corona para componer la banda sonora: Michael Giacchino -cada día somos más los giacchinistas-.

También tenemos a Chloe Moretz, que hizo un papelón en ‘Kick Ass’ del que dimos buena cuenta por aquí con la siguiente frase textual: “me declaro fan incondicional de Moretz, estaremos atentos a sus próximos trabajos”. Lo que ya, de por sí, me obliga a no faltar a la cita con la gran pantalla. Y, por último, está el hecho de que la misma prensa especializada que criticó el atrevimiento de rodar un remake de ‘Let the right one in’ se retracta con comentarios del tipo: “Reeves ha conseguido lo inesperado: un remake que merece la pena ver”.

Por si les he convencido para verla, un último aviso para navegantes: la original tenía escenas muy ‘gore’. Que lo sepan.