Déjame entrar

‘Déjame entrar’ (‘Let the right one in’, 2008) fue una de las grandes sorpresas de la temporada pasada. El film sueco acopla a la perfección la estructura narrativa de un cuento con la tensión y el suspense del terror psicológico. Y es, sin duda alguna, la mejor película de vampiros de los últimos años. Hollywood, al igual que el resto del planeta, se quedó tan prendado de la terrible historia de amor entre los dos infantes que decidió que debía volver a rodarla. Pero, esta vez, con actores, guionistas y directores de verdad. O sea, americanos.

Esta horrible manía persecutoria de los yankis de rehacer todo lo que pueda hacerles sombra es insultante. Tenemos los casos de ‘Abre los ojos’, de Amenábar, la próxima ‘Millenium’ o la mismísima versión de Torrente protagonizada por Sacha Baron Cohen (‘Borat’). No me gusta un pelo.

Sin embargo, he de admitir que con el paso de los meses he desarrollado un gran interés por ver la nueva ‘Déjame Entrar’ (‘Let me in’, 2010). En primer lugar por su director, Matt Reeves, que es el amigo friki que acompaña a J. J. Abrams en todas sus locuras. Él es el responsable de ‘Monstruoso’, aunque ha participado como guionista y segundo director en un puñado de producciones del creador de ‘Perdidos’. Este colegueo con Abrams le ha permitido llevarse a la joya de la corona para componer la banda sonora: Michael Giacchino -cada día somos más los giacchinistas-.

También tenemos a Chloe Moretz, que hizo un papelón en ‘Kick Ass’ del que dimos buena cuenta por aquí con la siguiente frase textual: “me declaro fan incondicional de Moretz, estaremos atentos a sus próximos trabajos”. Lo que ya, de por sí, me obliga a no faltar a la cita con la gran pantalla. Y, por último, está el hecho de que la misma prensa especializada que criticó el atrevimiento de rodar un remake de ‘Let the right one in’ se retracta con comentarios del tipo: “Reeves ha conseguido lo inesperado: un remake que merece la pena ver”.

Por si les he convencido para verla, un último aviso para navegantes: la original tenía escenas muy ‘gore’. Que lo sepan.