La resaca de los superhéroes

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‘The Superheroes Hangover’ (La Resaca de los Superhéores), un pequeño corto francés rodado por los amigos de ‘GoldenMoustacheVideo’. ¿Qué pasa después de que Batman, Spiderman, Superman, Mr. Fantástico, La Mujer Invisible, Green Lantern… y un largo etcétera de héroes del cómic se den la fiesta más grande de la historia? No se pierdan esta ‘heróica’ versión de ‘Resacón en Las Vegas’.

Project X

‘Project X’ es una oda al botellón. O, quizás, una crítica ácida e incisiva contra los modelos de la juventud del primer mundo. En cualquier caso, no es una buena película. Y pudo haberlo sido, ojo, de haber estrujado el salvajismo realista que la inspira en vez de apostar por una serie de convencionalismos adolescentes que dejan ese maldito regusto a «esto ya lo he visto».
Tres jóvenes con un tremendo parecido a la versión quinceañera de los protagonistas de ‘Resacón en las Vegas’ (su director Todd Philipps es el productor de ‘Project X’) organizan la fiesta de cumpleaños de Thomas, un pringado del instituto que no goza de ninguna popularidad. Como pueden suponer, la celebración se desmadra con más invitados de la cuenta, más alcohol de la cuenta y más drogas de la cuenta. Es, como les decía, lo que no vemos en ‘Resacón’ pero con zagales.

La gran baza de la película es su formato, que sigue la estela de la reciente ‘Chronicle’. El montaje simula que toda la película es un falso directo montado con las grabaciones de los propios adolescentes (cámaras de fotos, de vídeo, móviles). Sin duda, el gran interés de la cinta y lo único que no la convierte en una más del montón.

Con un humor basado en el exceso y el ‘pelotazo’, la hora y veinte escasa de proyección puede resultar hasta entretenida. Eso, siempre y cuando no se la tomen muy en serio, especialmente los últimos veinte minutos, que caen en un agujero oscuro e incomprensible que sobrepasa los límites razonables de la historia.

Si las aspiraciones de estos jóvenes tienen algo que ver con la realidad, tenemos un problema.

Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia!

La elección del título español, pese a que es horripilante, es muy acertada: ‘Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia!’ ¿Por qué? Porque es exactamente la misma película que vimos hace un par de años pero, ahora, en Tailandia. Y al decir ‘exactamente’, quiero decir secuencia a secuencia. El desencadenante de la historia es el mismo, el nudo está forjado en las mismas tensiones y el final repite el mismo esquema para resolver el embrollo. Por todo este párrafo casi cacofónico es por lo que las críticas internacionales han sido muy duras con la película de Todd Philips. Y tienen razón: son los mismos chistes bárbaros, irreverentes y políticamente incorrectos de la primera entrega… Pero qué panzá de reír, niño.

A ver. Aquí sucede lo que yo llamo la ‘teoría Manuel’. Verán: Manuel es un amigo que tiene un repertorio de chistes infinito. El tipo puede estar contando uno detrás de otro durante toda la noche (true story). La cosa es que a sus amigos, como le hemos escuchado tantas veces, algunos ya nos empiezan a sonar repetidos. Pero claro, los cuenta con tanta gracia, con tanto desparpajo, que nos partimos de risa igualmente. Con ‘Resacón 2’ se cumple la ‘teoría Manuel’: si te lo pasaste bien con la primera, también lo harás con la segunda. Es así de simple.

Ahora bien, el efecto sorpresa de la original es impensable. De hecho, nadie podía suponer el éxito que cosecharía la de Las Vegas -la mayoría de los que fuimos al cine a verla nos quedamos a cuadros: es una gran comedia- y, claro, esta vez, era difícil entrar a la sala sin unas expectativas atroces.

La sonrisilla socarrona que se les quedará al final de la proyección está asegurada. En gran medida por la nueva sesión de fotos del viaje -inconmensurables- y por el gusto de ver, otra vez, a Zack Galifianiakis, el cómico que roba toda la atención de la cinta. Qué grande eres, Zack.

Resacones

Subirte en un autobús nocturno de Londres exige un mínimo de atención que, para los foráneos, no siempre está disponible. Volvíamos de fiesta de un bareto cuasi clandestino llamado coloquialmente ‘El Pepe´s’, muy cerca de la parada de metro de Tottenham, frente a la estatua de Freddie Mercury en el Dominion Theatre. Íbamos al antro una noche al mes o así, no por su música -Bisbal no suena mejor en ningún otro meridiano-, sino porque era frecuentado por muchos españolitos -de ahí el nombre- y era un buen lugar para sentir la patria y brindar por las buenas cosas de la tierra que echábamos de menos con gente que las sabía valorar.

A las tres de la mañana, con todo el pescado vendido y un porcentaje elevado de pintas en el cuerpo, pusimos pies en polvorosa. Las distancias allí son impensables sin metro, así que pillamos el bus 25, conocido también, por cierto, como el ‘free bus’ (otro día, cuando tercie, les hablo del peligro de no pagar un autobús en la pérfida Albión).

A esas horas, conseguir sentarse en el 25 era un milagro. Lo más probable es que tocara hacer el trayecto a casa como sardinas en lata, apelmazados a otros ingleses de la periferia. Pero, allí estaban: tres preciosos asientos colocados por la gracia de Dios, vacíos, esperando a tres españolitos de rostros encendidos y mirada huidiza. Las butacas no estaban juntas, así que en la siguiente parada, una marea de hooligans entró, aislándonos en una posición cómoda, relajada y, lamentablemente, traicionera.

Nos quedamos dormidos. Fritos por completo. Caput. Con lo que la atención mínima se fue al garete acompañada de nuestra ubicación. Al abrir los ojos nos hicimos la misma pregunta: “¡¿Dónde carajo estamos?!” El bus estaba con el motor parado, con lo que supusimos que debíamos bajar. Antes de que pudiéramos darnos cuenta, el conductor se había evaporado. “Aquí estamos”, dijo uno de mis compinches mientras señalaba con un dedo el nombre de la parada y con otro el mapa. ¿Muy lejos?, pregunté. “Como de Granada a Jaén, literalmente”.

El final de la historia me lo guardo, que es demasiado humillante. El caso es que hoy se estrena la secuela de ‘Resacón en las Vegas’, una comedia irreverente que nos encanta porque, de una manera u otra, habla de un lugar común.

Galifianakis

Fue un amor a primera vista, lo confieso. Nacido como Zacharius Knight, pero conocido como Zach Galifianakis, este rechoncho barbudo de barriga cervecera me conquistó con su papel de Alan en ‘Resacón en las Vegas’ y, desde entonces, no le he perdido la pista. Vaya, ni yo ni nadie en todo el planeta, ya que la película le valió como su gran salto de los escenarios de monólogos y shows de medio pelo a la primera división del humor.

Les recomiendo que se den un paseo por Internet, revisen su página web (zachgalifianakis.com) y se regalen un par de horas de carcajadas con sus entrevistas ‘Between two Ferns’ (‘Entre dos helechos’). El amigo Galifianakis se enfrenta a Bruce Willis, Sean Pean, Ben Stiller, Natalie Portman… y un sinfín de famosos de Hollywood, con preguntas del tipo: “Sé que hace poco murió tu perro… El mío sigue vivo, ¿qué te parece?”

Después del éxito de ‘Resacón…’ -de la que ya hay anunciada segunda parte, cómo no-, Galifianakis participó en la genial ‘Up in the Air’ y en la divertidísima serie de televisión ‘Bored to Death’, en la que comparte cartel con otro fenómeno de la comedia, Jason Schwartzman (‘Fantastico Mr. Fox’, ‘Viaje a Darjeeling’).

Les cuento todo esto porque ayer se estrenó ‘Salidos de Cuentas’, que Robert Downey Jr. (‘Iron Man’, ‘Sherlock Holmes’), el otro protagonista, ha calificado como “la segunda mejor película que ha hecho en su vida”. Qué quieren que les diga, me muero de ganas de verla y de venir a contarles la experiencia. Y mira que no sé mucho de la cinta, pero la premisa es muy favorable: dos horas de diálogos entre Downey y Galifianakis. Venga a reír, carajo.