Birdman, primera secuencia

Michael Keaton.

Y Alejandro González Iñárritu.

Y Riggan.

Y Birdman.

Todos ellos a la vez.

Flotan en el centro de la pantalla.

Primera secuencia, empieza el baile:

Los espejos que se reparten por todo el teatro son los únicos que no mienten, que no se mienten, que muestran lo que hay de manera certera y física, sin máscaras ni simbolismos ni creencias, los espejos no entienden de móviles ni de la mundana preocupación del hombre por recibir un retuiteo o un me gusta tras publicar una foto en la que la felicidad es incuestionable, aunque sea inexistente, porque todos somos presa del reconocimiento, de querer el reconocimiento, de sentirnos aceptados y triunfantes cuando nos subimos al escenario que hemos escogido para dejar una huella trascendente en los libros de historia, el escenario al que cada día subimos para ser ovacionados, cacareados, elevados a la más alta cúspide de la tendencia global, el escenario en el que nada es imposible y en el que la pregunta por el amor, ¿qué es el amor?, adquiere una relevancia absoluta, como cuando estás desayunando y una voz al otro lado de la pared susurra tu nombre para decirte que te quiere y entonces aprendes que no habrá nunca una ovación más grande, más profunda, que su beso o su abrazo o su sincera exigencia de nada, algo que hace que tu corazón palpite rápido, constante, como el jazz que tu, tum, tu, tum, tu, tumba el inmenso ego que exige que vuelvas al escenario a contarle al mundo que naciste con un talento sobrehumano, un talento mayor que el de los demás, un talento que merece la atención y el cariño de los despistados, un talento que te aterroriza que no sea apreciado, que sea criticado, que se ponga en duda tu sincera intención de trascender porque, ah, la sinceridad es importante (incluso el que critica desearía escribir su propia película), la sinceridad es la que te llevará a discernir qué es dinero y qué es éxito, qué es fama y qué es vocación, qué eres tú y qué es lo que muestra tu máscara, porque los espejos no mienten y querrás estar preparado para cuando el tipo que escribe te pregunte, en el último acto, qué es lo que esperabas de la vida y tú, entonces, puedas responder “saberme amado, sentirme amado en la tierra”, en la tierra, en la vida, en esa ilusión que es tiempo, que es teatro, que una secuencia que no se corta, que mantiene el tecleo al ri, rit-rit, ri, ri-ritmo del jazz, como este párrafo.

Yo también soy Birdman.

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Birdman, de Hanna-Barbera a González Iñarritu

«¡Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiirdman!» No recuerdo más: un hombre con mallas amarillentas y unas alas similares a las de los hombres halcón de ‘Flash Gordon’. Desconozco por qué podía volar, cuál era su historia, qué pasaba en esos dibujos animados o si era, en realidad, un ‘inception’ realizado por algún director de cine mexicano. Sólo tengo una imagen borrosa de un hombre pájaro, unas letras en la pantalla y el grito descosido del héroe: «¡Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiirdman!»

A poco que busques en la Red descubres que sí, que ‘Birdman’ existió. Se trata de una serie de dibujos animados de Hanna-Barbera, estrenada en septiembre de 1967. «El programa consta de dos segmentos: Birdman, que representa las aventuras de un superhéroe alado que se alimenta con la energía del sol, y el Trío Galaxia, centrado en torno a las hazañas de tres superhéroes extraterrestres», wikipedia dixit.

Hay más. Treinta años más tarde, Cartoon Network dio un profundo lavado de cara al personaje y lanzó la serie ‘Harvey Birdman, Attorney at Law’, en la que el antaño héroe intenta rehacer su vida como un abogado del estado… ¡¿Cómo no podía conocer esta genialidad?!

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Pues aún hay más. La próxima película del mexicano Alejandro González Iñarritu (‘Babel’) se titula ‘Birdman’ y, aunque dice no tener nada que ver con el personaje original, recuerda mucho, muchísimo, al hombre alado de Hanna-Barbera y Cartoon Network. Lo cierto es que es un giro más de tuerca: La historia de un actor (Michael Keaton) conocido por interpretar a un famoso superhéroe quien, el día antes del estreno de una obra en Broadway, cuyo montaje le ha costado dios y ayuda, reexamina su vida y su relación con amigos y familia.

El primer tráiler de ‘Birdman’ ha visto la luz esta semana y me tiene encantado. Una de esas películas raras por las que estás deseando pagar tu entrada. Sumen, además, al resto del excepcional reparto: Zach Galifianakis, Edward Norton, Andrea Riseborough, Amy Ryan, Emma Stone, y Naomi Watts… En fin: «¡Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiirdman!»

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R3sacón (Resacón en Las Vegas 3)

El otro día conté un chiste buenísimo a mis compañeros. Probablemente, el mejor chiste que han escuchado en lo que va de año. Vaya, nada más que de pensarlo me parto de risa. En serio, es la monda. ¡Una fruta! Ains, una fruta… Qué gracia. El problema es que uno de mis colegas no lo entendió. Y nos cortó el rollo al resto. Así que como era un chiste fácil de interpretar, lo repetí. Efectivamente, en cuanto llegué a la palabra clave, lo de la fruta, volvimos a romper en carcajadas. Allí estábamos, moqueando y llorando con agujetas en la barriga, venga a reír. Hasta que nos fijamos en que el colega en cuestión estaba serio. Pensativo. Vaya, que no lo pillaba el muy mendrugo. Nos sentamos y, poco a poco, con mucha paciencia, explicamos el chiste y el juego de palabras que debía provocar una hilaridad solo comparable al famoso gag de los Monty Python. Sin embargo, de tanto darle vueltas a lo mismo, perdió la gracia. No hay nada peor que explicar un chiste. Lo matas.

Eso es ‘R3sacón’ (también conocida como ‘Resacón en Las Vegas 3’).

Lo de Todd Phillips es incomprensible. El director de la saga asegura que ha escrito una trilogía bien cerrada, lógica y estructurada. A ver. ‘Resacón en Las Vegas’ es una comedia fabulosa, no me canso de verla. El Resacón en Tailandia es básicamente la misma película, con la misma estructura y los mismos golpes de efecto. Le perdonamos la simpleza porque nos hizo reír otra vez. Ahora bien. ‘R3sacón’ es que no tiene gracia. Y lo que es más grave, no tiene gracia porque intenta ser algo que no es: original.

La película que todos esperábamos ver empieza tras los títulos de crédito. Y eso no tiene sentido. De hecho, hubiera sido infinitamente mejor haber caído en los mismos errores y aciertos de las anteriores entregas, porque por lo menos nos habría hecho reír. Bradley Cooper, Ed Helms y Zach Galifianakis repiten como ‘la manada’, intentado buscar una trascendencia mística innecesaria. Esperemos que Phillips deje descansar a sus personajes y sea él el que salga de tan dramática, pesada, reiterativa y espesa resaca.

Los chistes no se explican.

Salidos de cuentas

Creo que una de las cosas que más rabia me dan en el mundo es darle la razón al refranero. O a los dichos populares que por su propia definición ‘tienen’ que ser verdad. ‘Salidos de Cuentas’ partía como una segunda parte en un universo paralelo de ‘Resacón en las Vegas’ -esa comedia que nos dejó con la mandíbula batiente de tanto carcajear-. El director, Todd Philips, repetía con el actor que él mismo catapultó a la cima de la risa, Zach Galifianakis, ambos parapetados tras los mismos guionistas que ya les hicieron triunfar antes. Y, por si fuera poco, el ring lo completa Robert Downey Jr., uno de esos excéntricos de Hollywood que siempre quedan bien en pantalla (y que, además, tiene una vis cómica sobresaliente, ‘Tropic Thunder’). Pues bien, “segundas partes nunca fueron buenas”. O no tan buenas como las esperábamos.

‘Salidos de cuentas’ cuenta cómo un tipo (Downey Jr.) se ve obligado a atravesar todo el país con un ser bizarro e incomprensible (Galifianakis) y las innumerables e irracionales patochadas que les suceden por el camino. Y sí, les hará reír. Sin duda. Galifianiakis y Downey Jr. forman un tándem magnéctico que, por su sola presencia, les entretendrá durante dos horas. Sin embargo, la historia y los golpes de humor están cogidos con alfileres. Es una cinta más gamberra, más del tipo de “voy a haceros reír haciendo que el protagonista sufra todo tipo de calamidades absurdas”. En realidad, cada escena parece aislada del resto del film, gags cómicos de un ‘Muchachada Nui’ venido a menos.

Estamos ante el clásico ejemplo de película que no recomendarías a tus suegros pero que estás deseando ver rodeado de los amigos de siempre. Porque, en este caso, es absolutamente imprescindible entrar en la sala con un ánimo de chalaura y retorcimiento importante. Con un espíritu nada crítico, que acepte chistes bizarros y con tendencia a la risa fácil. Si no es su caso, relea la cartelera, hay otras opciones.

Galifianakis

Fue un amor a primera vista, lo confieso. Nacido como Zacharius Knight, pero conocido como Zach Galifianakis, este rechoncho barbudo de barriga cervecera me conquistó con su papel de Alan en ‘Resacón en las Vegas’ y, desde entonces, no le he perdido la pista. Vaya, ni yo ni nadie en todo el planeta, ya que la película le valió como su gran salto de los escenarios de monólogos y shows de medio pelo a la primera división del humor.

Les recomiendo que se den un paseo por Internet, revisen su página web (zachgalifianakis.com) y se regalen un par de horas de carcajadas con sus entrevistas ‘Between two Ferns’ (‘Entre dos helechos’). El amigo Galifianakis se enfrenta a Bruce Willis, Sean Pean, Ben Stiller, Natalie Portman… y un sinfín de famosos de Hollywood, con preguntas del tipo: “Sé que hace poco murió tu perro… El mío sigue vivo, ¿qué te parece?”

Después del éxito de ‘Resacón…’ -de la que ya hay anunciada segunda parte, cómo no-, Galifianakis participó en la genial ‘Up in the Air’ y en la divertidísima serie de televisión ‘Bored to Death’, en la que comparte cartel con otro fenómeno de la comedia, Jason Schwartzman (‘Fantastico Mr. Fox’, ‘Viaje a Darjeeling’).

Les cuento todo esto porque ayer se estrenó ‘Salidos de Cuentas’, que Robert Downey Jr. (‘Iron Man’, ‘Sherlock Holmes’), el otro protagonista, ha calificado como “la segunda mejor película que ha hecho en su vida”. Qué quieren que les diga, me muero de ganas de verla y de venir a contarles la experiencia. Y mira que no sé mucho de la cinta, pero la premisa es muy favorable: dos horas de diálogos entre Downey y Galifianakis. Venga a reír, carajo.

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