«¿Qué hacen los padres?»

“¿Qué hacen los padres?” Hacía tiempo que no veía una sala a rebosar. La fila que teníamos detrás estaba llena de niños, cargados con gominolas y derrochando expectación a la pantalla que sus padres les habían prometido. Casi puedo imaginar ese momento tan envidiable, tan perfecto, en el que el equipo de Kandor sentó a sus hijos a la mesa para decirles que ya era la hora, que había llegado el momento, que iban a conocer a Justin. Como si fuera un nuevo hermano.

La patulea de adultos pilló por sorpresa a la pandilla de zagales, alterados antes de que comenzara la premiere en Granada de ‘Justin y la espada del valor‘. “¿Qué hacen los padres?”, preguntó una niña encantadora. “¿Qué hacen los padres”, empezaron a repetir el resto, a coro, sorprendidos con la pinta que gastaban los mismos que les regañan por gritar a la hora de la siesta. Los adultos, miembros y amigos de Kandor, llevaban unos enormes pelucones naranjas, en honor del valeroso protagonista del film que ellos mismos han parido.

Estoy deseando hablarles de la película. Del orgullo tan absoluto, más allá de localismos y acentos, que produce ver un talento tan colorido. Tan plástico. Tan repleto de guiños a la generación de Miyagi y Montoya, de Tolkien y Lucas. Tan imaginativo, tan fantástico. Pero alguien tiene que decir, alto y claro, lo que han hecho estos “padres”: en un momento en el que soñar es un privilegio afincado en la derrota, en el que sacrificamos la vocación por una rutina, la que sea, con tal de salir del pozo, es francamente inspirador ver un proyecto que echa raíces y crece fuerte.

Los padres de Justin, estoy seguro, han pasado por momentos crudos donde no había luz al final del estudio. Pero, qué demonios, si yo me emocioné al aplaudir los nombres de los artistas que hay detrás de la película, de los padres que teníamos a nuestro alrededor, ¿qué no sentirían ellos? Siempre presumiré de haber asistido a la premiere de ‘Justin y la espada del valor’.

Siempre orgulloso de Kandor.

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