Eclipse: David Slade

Poderoso caballero es don dinero. Por todos es bien sabido que los directores de cine que buscan pasta para llevar a buen puerto ‘proyectos personales’ necesitan tragar antes con la diarrea que le suelten los productores. Volvemos al tema de las balanzas equilibradas y el karma. “Si quieres hacer algo memorable, primero haz algo que me haga rico”, sería la filosofía.

El bueno de David Slade no tiene la culpa de que el sistema sea así. El director de Crepúsculo: Eclipse, decidió entrar a trapo porque era la manera más rápida, estúpida, fácil y afectiva de conseguir dinero. Él, al igual que el resto de cineastas (Bill Condon, ‘Dreamgirls’, ‘Kinsey’, dirigirá la cuarta parte) han manchado el expediente por dos razones: la ya repetida cuestión monetaria y para dar a conocer su nombre entre un ejército de fieles fans que van a alabar su trabajo haga lo que haga.

Me resultan muy significativas las palabras de Slade a la prensa americana, un día después del estreno. El tipo de mirada obsesiva y mente brillante -es calvo- venía a decir que podría haber hecho una película mucho mejor, con una trama elaborada, con un reparto de protagonismo más equilibrado, con un ritmo más fulminante, con una acción desgarradora… “Pero pensé, qué más da, la gente quiere ver a los actores el mayor tiempo posible en pantalla, ¡qué demonios!” Chin, chin, la caja registradora se abre, coge el dinero y corre.

No obstante, quiero romper una lanza en favor de Slade. Sus otras dos películas me encantaron porque entraban en un campo en el que el director se mueve como pez en el agua. ‘Hard Candy’, con la adorable Ellen Page (Juno), retrataba la venganza de una adolescente que había sido acosada por un adulto en Internet. Brutal. La otra, ’30 días de Oscuridad’, también acata el término ‘brutal’ pero en su acepción más visual: sangre a cascoporrillo y casquería vampírica.

Si quieren ver las consecuencias de un amor imposible protagonizado por una adolescente, vean ‘Hard Candy’. Si quieren a vampiros de los de toda la vida y un protagonista (Josh Harnett) que se mancha las manos, vean ’30 días de Oscuridad’. En ambos casos, no vean ‘Crepúsculo’.