George Lucas, cuando eligió a Irvin Keshner para dirigir ‘El imperio contraataca’, dijo: “Le he escogido porque sabe todo lo que un director de Hollywood se supone que sabe… pero no es Hollywood”. Keshner era -y siempre fue- un director de segunda línea. No por su talento, sino porque su nombre nunca sonó entre las todopoderosas estrellas del celuloide.
La muerte de Irven Keshner provocó una pregunta muy repetida en todo el mundo: “¿quién?” A lo que otros contestaban: “el director de ‘El imperio contraataca’”. Y entonces llegaba la otra cara. La trascendente.
Los personajes secundarios siempre sufren en vida. Los guiones se escriben para los que anhelan el protagonismo, lo merezcan o no. Lo curioso del asunto es que Keshner, en un principio, no quiso dirigir la quinta parte de ‘La Guerra de las Galaxias’. Pero la presión de sus productores -y la importante cantidad de dinero y fama que podía ahorrar- terminó por traer la firma del artista.
Keshner, finalmente, se ilusionó con el proyecto. Tras las primeras lecturas del guión, descubrió que podría hacer mucho más que una cinta de ciencia ficción. Que tenía la oportunidad de jugar con unos personajes que ganaban en profundidad, en oscurantismo y en carisma. “Cuando termine de ver la película no habrá nadie en la sala que no se muera de ganas por ver el final”, dijo.
Objetivamente, ‘El imperio contraataca’ es la mejor entrega de la saga y, además, entra en la mayoría de las listas de las 10 mejores películas de la historia. ¿Por qué? Porque, al contrario que tantos otros episodios, se buscó la épica y no la cartera. “Lo sabía todo de Hollywood, pero no era Holywood…” Qué pena, George. Qué pena.