Mientras duermes

Conocemos tantas historias sobre cómo una persona normal llega a convertirse en un héroe que es de agradecer ver la biografía de un villano. César (Luis Tosar) es un hijo de mala madre, un tipo falso, retorcido y poderosamente maquiavélico. ‘Mientras duermes’ es su primer capítulo, la presentación de un personaje y de su profundo camino a los infiernos. Un Don Cristal (revisen ‘El Protegido’, nunca sobra) mundano y rutinario, cuyas aspiraciones no versan en la conquista del planeta o en una riqueza abominable. César solo desea hacerte infeliz. Y le sobran armas para conseguirlo.

Casi toda la película de Jaume Balagueró (‘Rec’) transcurre en el portal de un edificio regentado por familias y empresarios solventes. Para todos los vecinos, César es el humilde y leal portero que vela por sus hogares, remienda los descosidos, alimenta a sus mascotas y desatasca las tuberías. Pero, al caer la noche, César utiliza su don, una falsa bondad acompañada de un manojo de llaves, para alterar la cómoda y sonriente tranquilidad de sus inquilinos.

Lo mágico del asunto es que, pese a que cada minuto estamos más y más convencidos del magnífico bastardo que tenemos por protagonista, sin querer, nos convertimos en sus cómplices y forjamos una empatía irracional que creará un oscuro deseo en nuestro interior: que gane el malo. Balagueró consigue una ambientación fabulosa con ciertas reminiscencias a Álex de la Iglesia (y esto es un piropo) que brillan en pantalla a través del estado de gracia de sus protagonistas, Luis Tosar y Marta Etura, ambos estupendos.

Sin embargo, ‘Mientras duermes’ tiene un grandísimo problema. Y es su supuesta condición de “película de terror”. O de miedo. O thriller psicológico, si gustan. Vale que tiene algo de todos esos palabros. Pero, a juzgar por las reacciones de la sala, tiene mucho de comedia. Una comedia negra, oscura y perversa. El filme podría ser la suma de ‘Aquí no hay quien viva’ y ‘El Grinch’ aderezado con un aroma de suspense.

Nunca pensaré en ‘Mientras duermes’ como una peli de miedo. Es otra cosa. Y, esa otra cosa, es un gran acierto.