¡Rompe Ralph!

«Lo retro es viejo, pero molón». La frase, pronunciada por el bueno de Ralph, es la conclusión y el gran acierto de la última película de Disney. Es verdad que la sala estaba llena de niños que disfrutaron más que una piara de Ewoks en una piscina de bolas; pero es alucinante ver la melancolía que despertó en un grupo de treintañeros –ejem– amantes de los videojuegos clásicos y en otro de jovenzuelos que aún no habrán sobrepasado los veinte que, al terminar la proyección, se acercaron a los de la generación ochentera –ejem– para fundirse en un abrazo virtual de proporciones frikis.

Ralph es el malo de ‘Arréglalo Félix’, un arcade que lleva treinta años funcionando en un salón recreativo, sobreviviendo a la llegada de alucinantes juegos en 3D con espectaculares gráficos y un realismo apabullante. Todo cambia el día que Ralph decide cambiar de juego para demostrar a sus vecinos que «los malos no son los buenos pero pueden ser buenos y eso no es malo». Este romance inspirado en las vidas y obras de Mario Bros (Félix) y Donkey Kong (Ralph), es una suerte de ‘Toy Story’ de los videojuegos que, sin duda, tiene todas las papeletas para convertirse en la nueva franquicia estrella de Disney.

‘¡Rompe Ralph!’ ha vencido a ‘Brave’. Disney ha ganado a Pixar. Dos frases que deberían ser más que suficientes para entender el éxito de la película. La oda al videojuego de Disney no es un film redondo: se echa de menos aprovechar más el atractivo de los personajes clásicos de las videoconsolas de 8 y 16 bits y haber disfrutado más de otros mundos que pasan como guiños simpáticos para los ‘gamers’.

En cualquier caso, lo cierto es que ‘¡Rompe Ralph!’ es muy divertida, nada simplona, entrañable y perfecta para toda la familia. Muestra indiscutible de que es posible crear un cine de animación preciosista –ya hablaremos de la técnica y del sensacional corto que precede a la película, ‘Paperman’–, mágico para los pequeños y emotivo –tan emotivo como el ratatouille que se come el crítico gastronómico de ‘Ratatouille’– para los adultos.