Todos tenemos un tema. Usted también, sin duda. Puede que no lo sepa, pero si se dedicara a contar historias siempre aportaría una visión particular que enriquecería su tema. El tema es un concepto concreto. Amplio y trascendente. Un concepto que baila por delante y por detrás de la trama a lo largo de una obra –una filmografía, una bibliografía–. No importa si sus protagonistas son piratas, extraterrestres, políticos corruptos, dragones parlantes o pintores del romanticismo alemán. Siempre añadiría algo a ese discurso que inició en su primera historia.
Steven Spielberg y Quetin Tarantino son dos directores que llevan toda la vida profundizando en su tema. Ambos llegan hoy a nuestras pantallas con ‘Lincoln’ y ‘Django desencadenado’, dos películas presentes en la parrilla de lo mejor del año y que han cosechado una crítica muy positiva en su periplo americano. Son dos artistas que han conseguido que, mucho antes de que se estrene uno de sus filmes, tengamos una predisposición muy definida.
No quiere decir que todo lo que hagan nos tenga que gustar. Por ejemplo, la última de Spielberg, ‘Caballo de batalla’, recibió cientos de palos por todo el planeta. Pero, incluso ésa tiene ese toque Spielberg tan fácilmente reconocible. Un toque que ayudará, en gran medida, a aceptar o desechar su obra. ¿Quién duda de que en ‘Lincoln’ estará la mirada de un niño? ¿Quién duda de que el concepto de ‘familia’ será el motor de todo el rodaje (aunque sea la familia americana)?
Yo, pese al Reino de la Calavera de Cristal, soy de Spielberg. Lo soy desde el principio. Y también de Tarantino, de él y de su tema: la violencia. Una violencia estética y plástica, tan cercana al mundo del cómic, que funciona como una adictiva droga de diseño. Una violencia imbricada en todos los estamentos, en todas las emociones, en la misma filosofía que impulsa nuestra era. La violencia como generadora del bien y del mal. La violencia, siempre, como el método para desvelar los vicios, pecados y grises que colorean la fachada que viste las apariencias.
Tarantino y Spielberg, dos temas. Dos maestros del entretenimiento.