El auténtico hechizo perfilado por una bruja perversa, maliciosa y llena de ira es esta sarta de películas clones inspiradas en cuentos clásicos que, con la excusa de mostrar ‘la verdadera historia de’, se están cargando de un plumazo la mitología de la inocencia. Y lo malo no es que hagan versiones, lo peor es que nos cuelan lo que les da la gana. Ahora resulta que ‘Maléfica‘ es una hada entrañable –que tiene la mala fortuna de portar un nombre de dominatrix retorcida– que sufre una ira terrible tras un desengaño amoroso… ¡Vamos hombre!
La fórmula no falla en ningún elemento: hay batallas a campo abierto, espadas, bichos fantásticos, escenarios bucólicos, una música de fantasía, un galán que no pinta nada y un guión sin pies ni cabeza. Es la misma fórmula que sufrimos con ‘Blancanieves: la leyenda del cazador’ o ‘Alicia’. Un sinsentido innecesario que se sostiene gracias a un derroche técnico admirable. No en vano, esta es la primera película como director de Robert Stromberg, que, hasta la fecha, se había encargado de los efectos visuales de decenas de metrajes (‘El laberinto del Fauno’, ‘Piratas del Caribe’, ‘La vida de Pi’, ‘Master and Commander’…).
La fotografía de Stromberg, en gran parte gracias a la percha que gasta Angelina Jolie, es espectacular. Gran juego de contraluces, de sombras, de fotogramas que parecen pintados con la delicadeza de los clásicos de Disney.
Pero que no les engañe el artificio. ‘Maléfica’ es un despropósito previsible que se empeña en dulcificar el mito y lavar la imagen de la bruja mala de ‘La bella durmiente’. Ojo, que creo que aquí hay un debate profundo muy interesante: ¿De dónde viene esta necesidad de convertir a todos los malos en buenos? ¿Nadie ha pensado en la función vital de un malo de libro? ¿Qué estúpida confusión dibujamos en los relatos infantiles si nos esforzamos tanto en suavizar las maldades del mundo? Este mensaje también es importante: niños, hay gente mala en el mundo (y algunos se dedican a cargarse los clásicos).