El Niño y el efecto Malamadre

Hace cinco años escribí un artículo titulado ‘El efecto malamadre’ que, en realidad, era una crítica de la película de Daniel Monzón ‘Celda 211’ (por si no lo recuerdan, Malamadre era el apodo de Luis Tosar). Me fascinó la épica fuga y el poderoso carisma de sus protagonistas. Aún hoy, tanto tiempo después, veo en aquella cinta uno de los mejores artefactos cinematográficos de los últimos años. Lo tiene todo y todo, además, muy bien hecho.

El texto, publicado el 27 de noviembre de 2009, terminaba con este párrafo: «El éxito de taquilla de Celda 211 es un orgullo para nuestro cine. Llegando a superar al Ágora de Amenábar, tiene que competir ahora con bazofias del calibre de Luna Nueva o 2012. Si Celda 211 se hubiera hecho en USA, Tosar sería el hombre de moda y Monzón su profeta. Aquí, pese a la seguridad del Goya, las taquillas hablan del fin del mundo y de vampiros amanerados. No perdamos el efecto malamadre, creamos en el cine español».

Ahora, como les digo, cinco años después, me doy cuenta de que mi esperanza por el cine español partía de una premisa insuficiente: no basta con hacer una buena película –hemos tenido muchas en este lustro–, hay que saber venderla. Vender, sí, como si fueran vampiros o el fin del mundo. Ser capaz de llegar al gran público, a ése que vive desprotegido del bombardeo publicitario. Hay que saber llegar a él por todos los caminos posibles: artículos de prensa, revistas, webs, banners, marquesinas, trailers, vídeos, spots en ‘prime time’ televisivo, radio, redes sociales… ¿Les parece una barbaridad? No se equivoquen, el cine español no tiene –casi– nada que envidiar a lo que viene de Hollywood. Excepto su sapiencia para venderse. Hay que invertir en publicidad y eso lo saben muy bien ‘Torrente’, ‘Ocho apellidos vascos’ o ‘Tadeo Jones’, tres casos muy significativos. Hay que crear expectación. Crear ganas.

Este fin de semana se estrena ‘El Niño’ pero eso, estoy seguro, ya lo sabían. Lo sabían por los carteles que recorren las marquesinas; lo sabían por los insistentes tráilers en televisión; lo sabían por los anuncios, entrevistas, cotilleos, rumores y farándulas varias que rodean al film. Ylo sabían, también, por las excelentes críticas que cosecha en todos los medios.

Y, encima, saben que es «del director que nos trajo Celda 211». Esto es el efecto malamadre.

elnino

Badmother

No sé si es bueno o malo, pero es uno de los comentarios más repetidos desde que se estrenó ‘Celda 211’: “ya están tardando los yankis en comprar los derechos”. Pues, efectivamente, la película de Daniel Monzón que tantos éxitos ha cosechado en España -de verdad espero que ‘También la lluvia’ sea una maravilla, porque lo de no enviar ésta a los Oscar todavía me duele- ya tiene ‘dueña’ en Estados Unidos. Paul Haggis, el director de la excelente ‘Crash’ y guionista de joyas como ‘Million Dollar Baby’, entre otras, ya está trabajando en la versión USA.

Por el momento, Haggis está dispuesto a producir la película y trabajar en la adaptación del guión, aunque si finalmente se decidiera a dirigir ‘Celda 211’ (que mantendrá el título original) tendría que dedicarse al proyecto a tiempo completo, dejando de lado otros proyectos que ya tiene en marcha. Hasta ver en qué quedan las intenciones de Haggis, lo cierto es que la fecha prevista de estreno de su próxima película en Estados Unidos, ‘The Next Three Days’, es el próximo 7 de enero.

Mientras tanto podemos hacer cábalas sobre quién se atreverá a intentar emular a nuestro admirado Luis Tosar en el papel de ‘Malamadre’ (en inglés, ‘Badmother’). No se me ocurre un perfil de constitución similar, así que propongo a Edward Norton, que eso de ser preso le va muy bien. Aunque, conociendo a los amigos del remake -Hollywood-, seguro que ponen a algún consumidor de esteroides que desayuna paté con creatina, tipo ‘The Rock’ o alguno de los protagonistas de ‘Los Mercenarios’. Para sustituir a Bardem sí que lo tengo claro: Danny Trejo. Sin duda.

Lope or Celda 211

Somos unos monstruos. Los españoles, digo. Unos fenómenos del marketing. Está claro que aquella época de mirar a nuestro ombligo y negar que USA era un destino más que interesante para promocionar nuestras películas y conseguir un prestigio internacional, ha pasado a mejor vida. Ahora pensamos con perspectiva. Queremos que nuestras estrellas vuelen alto. Y, por eso, mandamos como preseleccionadas a ‘Mejor Película de Habla no Inglesa’ bazofias aburridas y somnolientas como ‘Lope’.

¿Y eso por qué nos convierte en unos genios del marketing, señor Cabrero? Muy fácil, amigos. Las tres películas preseleccionadas para los Oscar, desde la tierra del gazpacho y las habas con jamón, son: ‘También la lluvia’, ‘Celda 211’ y la ya rimada ‘Lope’. Si lo han hecho bien, los de la academia habrán colocado unas pegatinas a las cintas que se mandan a Hollywood con un orden de visionado. Además, habrán añadido una carta del tipo: “Estimados magnates del celuloide, tres obras maestras os mandamos. Les proponemos que vean ‘Lope’, después ‘También la lluvia’ y, por último, ‘Celda 211’”.

¿Qué ocurrirá? Los chicos Oscar verán ‘Lope’ y, al decimonoveno bostezo, afirmarán con rotundidad: “Boy, what a big pussy” (traducción libre: “niño, qué latazo”). Como están obligados, pondrán ‘También la lluvia’, y con un gesto sorpresivo, dirán: “Boy, not bad” (“Ojú, mucho mejor”). Cuatro horas después, darán al play de ‘Celda 211’: “Man, this film is the cock! To the Oscars!” (“Amigos, ¡esta película es sensacional! ¡Para los Oscar!”).

Dentro del plan trazado, los productores de Hollywood dirán: “¿Quién es el calvo que sale en todas las películas españolas? Ahá, Luis Tosar… Le seguiremos la pista”.

No sé en que concupisciente cabeza de proporciones anómalas e intenciones malignas y cochambrosas cabe la inigualable inteligencia de suponer que ‘Lope’ podría merecer un Oscar. Qué genios los de la Academia. Ojú.