Paul

¿Saben esa sensación de “voy a echar el rato viendo algo por pasar las horas muertas y no contar los minutos en una aburrida tarde de verano y terminar encantado con una película que no prometía nada pero que sorprendentemente te ha dejado con una sonrisa complaciente y un buen rollo friki como hacía tiempo que no tenías”? Pues eso, ni más ni menos, es ‘Paul’.

La tardanza en llegar a nuestras pantallas y una promoción basada en que Santi Millán pone la voz al bueno de Paul, no han ayudado a promocionar una película que debería sentar sus puntos fuertes en tres nombres propios: Greg Mottola (‘Supersalidos’, ‘Adventureland’), Nick Frost (‘Shawn of the Dead’, ‘Radio Encubierta’) y Simon Pegg (‘Shawn of the Dead’, ‘Star Trek’), tres genios del humor cuyos trabajos, poco a poco, se han hecho un hueco en el género, ganándose el cariño del espectador alternativo y menos comercial.

Clive y Graeme (Frost & Pegg) son dos frikazos británicos que viajan a EE.UU. para asistir a la Comic-Con de San Diego. Su plan, además, es peregrinar en caravana hasta Roswell, el emblemático lugar que ha centrado tantos guiones de ciencia ficción. Tras un pequeño accidente, se encuentran con ‘Paul’, un extraterrestre que vive el ‘Bob Marley way of life’, cuenta chistes verdes, le gustan las barbacoas y, de paso, tiene los secretos de la creación del universo. Los tres forjarán una amistad al tiempo que huyen de una patrulla del FBI que quiere experimentar con el cerebro del alienígena.

Es cierto que los lectores de cómics, los consumidores voraces de películas de culto y sci-fi y, en definitiva, todos los que se hayan sentido alguna vez identificados con ‘The Big Bang Theory’, disfrutarán más de los innumerables guiños de ‘Paul’ (desde Indiana Jones hasta Cocoon, pasando por ‘E.T’, Kill Bill o Star Wars), pero el buen hacer de Mottola y la fina crítica e ironía del guion (escrito por los propios Frost & Pegg, por cierto) harán que esas horas muertas se transformen en un estupendo entretenimiento.

El Hombre Lobo: Paul Naschy y Benicio

Paul es un nombre de cine. Hace apenas un año lloramos por no haber sido el Sundace Kid que Butch Cassidy necesitaba para morir con el honor de las dos pistolas. Si Newman fue ‘el Paul’ de 2008, Naschy es, sin duda, el de 2009. El genio creativo del hombre lobo español fue aullando de un arte a otro: diseño, arquitectura, literatura, cómics… Lo hizo hasta llegar a la gran pantalla y convertirse en el icono idolatrado que es hoy.

Mi Naschy es una imagen en blanco y negro. Una película de domingo por la tarde, en casa de la abuela. Es un niño sentado en el suelo, a dos palmos de la pantalla, dispuesto a incumplir la orden de una madre incomodada por el monstruo: “Cambia de canal, niño”. Es una música estridente que subraya la violencia de un lobo cuyo mejor efecto especial era la imaginación. Mi Naschy -el de todos- siempre será una inspiración.

Como suele pasar con los grandes artistas, su trabajo le sobrevive. El próximo 22 de enero se estrena ‘La Herencia de Valdemar’, película dirigida por José Luis Alemán y que adapta uno de los cuentos de la mitología de H. P. Lovecraft. Naschy forma parte del elenco de actores que pululan por una producción que, a juzgar por su trailer, no parece española (tómenlo como un piropo; envenenado, pero piropo). Que Naschy forme parte de un proyecto relacionado con Lovecraft no hace más que acrecentar su leyenda. Ambos son corazones latentes en los amantes de la tristemente ignorada serie B.

La inspiración Naschy llega también el 12 de febrero de 2010 con el ‘The Wolfman’ de Benicio del Toro. A falta de poder catarla en una sala, los videos hasta ahora publicados prometen un trabajo detalloso, cuidado y muy vistoso de su director, Joe Johnston. Algo que no es de extrañar si repasamos su filmografía como director de arte: Star Wars, Indiana Jones, Battlestar Galactica… Larga vida al Hombre Lobo.