Raiders!

Siempre pensé que todos los amantes del cine sueñan con hacer su propia película. Algunos, los valientes, optan por formarse concienzudamente para, un día, por fin, llamarse cineastas. Tengo amigos que se dedican a algunas de las facetas de la profesión: Fotografía, Producción, Dirección y Guión. Lo curioso del asunto es que todos, sin importar la rama, comparten un maravilloso ‘tic’: la vida es parte de la película.

Es fascinante sentarse a tomar tapas con un guionista y descubrir cómo él, en realidad, está transcribiendo el diálogo de la mesa de al lado y toma notas sobre la anécdota que le cuentas para escribir un corto. El de foto mira por encima de las luces y se plantea cómo quedaría el local con un par de focos bien colocados y la cámara escondida tras la ventana. El director imagina la escena completa y el productor calcula cuánto valdría.

Los hay, cineastas digo, que ni siquiera conozco en persona, tan solo por redes sociales. Y, aún así, me transmiten una pasión constante por rodar y rodar. Es el caso del joven Pedro Pérez Martí, que sigue abriéndose paso con sus cortos ‘Método Inocente’ o ‘Tiempo de descuento’ (y el próximo que ya está a puntito de caramelo, directo al Notodofilmfest).

Todos mis amigos cineastas me recuerdan a los niños que en 1982 iniciaron el rodaje de ‘la película fan’ más grande de todos los tiempos: ‘Indiana Jones: En busca del Arca Perdida – La adaptación’. Los dos mozalbetes se pasaron siete años (¡siete!) recreando escena a escena la cinta original de Steven Spielberg. El productor de ‘Napoleon Dynamite’ (Jared Hess, 2004) ha decidido contar en un documental los entresijos de tan apasionante trabajo con el documental ‘Raiders!: The Story of the Greatest Fan Film Ever Made’.

Me encantan estos documentales.

Sin duda, el título es merecido para estos niños y para todos los valientes que viven de las películas: Raiders.

RaidersCover

Iron Man 3, la gota de Fairy y los tailandeses

Me encanta la expresión «es como una gota de Fairy». Tiene el poder de generar rápidamente una imagen certera en la cabeza del público: una sartén repleta de grasa que cae fulminada, como fichas de dominó, ante el atómico poder de una pequeña gota verde. Veamos algunos ejemplos: «olía tan mal, que cuando Fulanito entró en la discoteca fue como una gota de Fairy»; «dijo que no le gustaba Gran Hermano y fue como una gota de Fairy»; «confesó su odio al helado de natachoc y fue como una gota de Fairy»; o, mi favorita, «admitió que él terminaría con el paro en España y fue como una gota de Fairy». En fin, ya ven.

El estreno de ‘Iron Man 3’ es, a todas luces, una gota de Fairy para el resto de películas de la cartelera. Nada, la cinta de Shane Black ha sido –y está siendo– intratable, destapando la más que evidente estrategia de las distribuidoras de no estrenar en estas semanas prácticamente nada llamativo para el gran público. Hagan un repaso, visiten su cine de referencia y busquen alternativas a Disney… Complicado, ¿verdad?

No quiero quitar mérito al resto de películas, pero es un mes de mayo bastante anodino para lo que suele suponer en la taquilla total del año: ‘La gran boda’, ‘Combustión’, ‘Scary Movie 5’, ‘Ayer no termina nunca’, ‘Tierra Prometida’, ‘Un lugar donde refugiarse’, ‘Tomboy’, ‘Stoker’, ‘La Mula’, ‘Objetivo: La Casa Blanca’… Claro que ‘Iron Man 3’ ha sacado dinero para justificar la invención de las palomitas de aquí hasta el año 2098. La segunda película más taquillera de la historia, ahí es nada.

¿Y a qué viene todo este llanto, todo este pataleo sin sentido por la cartelera española? A que, una vez más, los fans más absolutos, los que estamos dispuestos a gastarnos el dinero sin rechistar, tenemos que esperar tres meses para ver ‘Star Trek: En la oscuridad’, cuando en EEUU se estrena el próximo 14 de mayo. Hala, ya lo he dicho. Malditos roedores.

Si se quieren echar unas risas a costa de Iron Man 3, pasen y vean este tráiler ‘suecado’ hecho por tailandeses. La leche:

Rebobine, por favor

En esta maravillosa época de regalos y detalles varios, el amigo Papá Noel tuvo a bien dejar en nuestra chimenea (léase felpudo) ‘Rebobine, por favor’ (2008), fantástica película de Michael Gondry cuyo estreno en las grandes salas de nuestro país fue más secreto que la construcción de la Estrella de la Muerte. La cinta, protagonizada por Jack Black (‘Nacho Libre’) y Mos Def (‘Guía del Autoestopista Galáctico’), está corriendo una suerte similar al otro gran título de Gondry, ‘Olvidate de mí’ (cuyo título en inglés, ‘Eternal Sunshine of the Spotless Mind’, es mucho más justo con su grandeza), ganando fieles adeptos conforme pasa el tiempo. ¿Por qué? Porque son geniales.

La gran mitología de ‘Rebobine, por favor’ es el concepto de ‘suecar’. A saber, ‘suecar’: rehacer una película ampliamente conocida, sin un duro, con una cámara doméstica, actores amateurs y la imaginación como único presupuesto. El nudo de la película, en el que vemos las escenas suecadas de ‘Cazafantasmas’, ‘Men In Black’, ‘Paseando a Miss Daisy’ y ‘Hora Punta 2’, entre otras, es una declaración del amor más profundo de Gondry por las historias; algo parecido a lo que hizo Scorsese con ‘La invención de Hugo’, pero sobre un escenario mucho más ‘indie’.

Pero cada visionado de ‘Rebobine, por favor’ ofrece una lectura mayor, complementaria y sugerente. El periplo de Black y Def contra las grandes productoras, por ejemplo, es todo un desafío al cine entendido únicamente como negocio, como enriquecimiento de unos pocos a costa de la calidad de las historias que ellos mismos pagan. “¿Por qué suecar una película es ilegal y no lo es hacer remakes de todo? ¡Ellos lo hacen todo el tiempo!”, se pregunta uno de los protagonistas.

Como les decía, la onda explosiva de Gondry sigue creciendo. Y, mientras ‘Olvidate de mí’ entra en casi todas las quinielas de mejores películas de la primera década del 2000, ‘Rebobine, por favor’ ha conseguido trascender más allá de los límites del rodaje. Si ahora se dan una vuelta por Internet, descubrirán cientos de películas suecadas por extraordinarios anónimos que muestran, como Gondry, su desmesurada pasión por las historias.

Dicho lo cual, ¿quién se apunta a suecar una película durante 2013? ¡Eso sí que sería un gran propósito de año nuevo!